- ¡Tú decidiste ocultarme cosas! - no puedo evitar alzar mi voz, tengo tanto coraje ahora mismo
...
- ¡No te dije la verdad, porque era demasiado difícil para mi, porque no quería de ningún modo destruir eso que tú construiste! - declara rogando
- ¡...
El domingo llego más rápido de lo que pensé. Todos los que están en la casa corrían de un lado al otro. El vuelo de mis tíos salía a las 4 de la tarde y tenían que viajar a Guayaquil. Estaban con las maletas de un lado hacía el otro. Yo solo los escuchaba desde mi cama. No me quería levantar. Sabía que eran las ocho de la mañana y que Liam no estaba en la habitación. Quizás los estaba ayudando.
No odiaba a mis tíos, ni siquiera cruce más de 6 palabras al día con ellos. Mis primos eran otra cosa. El mejor amigo de mi primo se la había pasado casi todo el tiempo hablando en portugués y aunque le entendía. Nunca llegue a cruzar palabras con él.
Los chicos iban a pasar por mí a las 11 de la mañana, aún tenia tiempo.
Tocan a la puerta y solo murmuro un pase antes de alzarme con mis codos para ver quién es.
¡Demonios!
Ella me sonríe y me saluda con una mano. Ruedo los ojos y me dejo caer en la cama.
- ¿Qué es lo que quieres Elizabeth? – pregunto hostigada de su presencia.
- Solo quería despedirme y pedirte un favor – responde en español con esa voz afeminada.
- No hace falta que te despidas y no te haré ningún favor. Tu sola presencia me hostiga – admito, me vuelvo a levantar sobre los codos para observarla y le alzo las dos cejas. Ella hace una mueca. No entiendo por qué aún no se ha ido.
- No tienes que ser grosera – dice
- No me apetece ser agradable contigo, es más, ni siquiera te lo mereces – le aseguro
- ¿Me odias por meterme con tu chico? – pregunta ingenuamente
Creo que esta es la primera y última vez que tendré con ella una conversación larga y no será para nada agradable. Si lo que busca es hacerme enojar, creo que lo está consiguiendo.
- No siento nada por ti – le aseguro, ella ríe por lo bajo. Como si fuera un chiste
- Tu cara no dice lo mismo – responde y asiento
- Quizás sea porque estoy empezando a sentir un poco de repulsión hacia ti. No entiendo cómo es que pudiste haber besado a Daniel y luego a mi hermano – digo haciendo una mueca
- No solo me bese con ellos – asegura ¿¡Qué!? – es más el favor que te iba a pedir es que le entregues esto a Daniel – tira algo en mi cama – no puedo entregárselo como me lo pidió peor despedirme de él, pero ya lo veré cuando vuelva para el aniversario de tus padres – dice, me siento en la cama y cojo lo que tiro en ella. ¡Es una tanga! ¡La voy a matar, ahora mismo y con mis manos! Escucho como se ríe – me ha pedido una de recuerdo hasta que regresé, no me pude negar – afirma. Le tiro su tanga en la cara, ella se sorprende.
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