CAPITULO XXXV - POR ÚLTIMA VEZ

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TIC TOC   TIC TOC 


El clima actual de California del Norte, me gusta. Y el hecho de que ya lleve mi tercer vaso con jugo de mora también me gusta, no solo porque realmente está bueno, sino porque lo estoy tomando rodeada de la gente que amo. Observo a mi tía Amanda charlar con mi abuela, luego esta mi abuelo con Don Pedro, después Mia y Juana llevan rato conversando y riendo, al otro rincón esta mi hermano con Liam platicando de no sé qué. Giro mi cabeza hacia la izquierda para ver a Enrique cargando a sus dos hijas, una de cada lado mientras las ayuda a subir a la piscina de pelotas de colores que han puesto en el patio.

Una sonrisa de paz aparece en mi rostro, esto se siente bien, realmente bien, el solo hecho de estar aquí, hace que todo lo que he tenido que pasar antes valga la pena.

Coloco mi vaso sobre la mesa y me inclino hacia ella.

- Tía Amanda – la llamo, ella gira con una sonrisa hacia mí, los demás también lo hacen.

- ¿Sí? – pronuncia con curiosidad.

- Liam me hizo creer por casi un año que tenía diecinueve años, creo que debería castigarlo – digo con simpleza.

El aludido me mira con la boca abierta y gira hacia su mamá negando. Ella la da una mirada de reproche.

- ¿Es en serio? – le pregunta.

- Mamá fue una pequeña broma – se defiende y ella niega.

- Es que no se en que otras cosas me ha mentido – continuo con mi broma – la verdad me hizo sentir como una tonta – coloco una mano en mi pecho para aumentar más el drama.

Mia cubre su boca con una mano e intenta aguantar la risa, mi hermano no puede, aunque ríe bajito. Mi tía me sonríe y me sigue el juego.

- Estas castigado por hacerle eso a tu prima, el resto del semestre tendrás chofer que te vaya a dejar y a recoger a la universidad – dice con seriedad.

La boca de Liam cae hasta el suelo por lo que ha dicho su madre, me mira rápidamente y a la vez me fulmina con la mirada. Todos inevitablemente empiezan a reír, incluyendo mi tía. En unos segundos después ellos retoman su anterior conversación, menos Liam y mi hermano. El primero se inclina hacia mí.

- ¿Contenga? – pregunta con reproche.

- La venganza sabe a jugo de mora – le digo y le guiño el ojo.

Tomo mi vaso casi vacío y me levanto, voy hasta donde esta Enrique, ya que él está parado justo donde está el gran tazón de jugo. Él me sonríe al verme llegar, le devuelvo la sonrisa. Toma el vaso de mis manos y lo llena por mí.

- Te ha encantado el juego – afirma.

- Es mi cuarto vaso – admito y él ríe.

Me entrega el vaso y lo llevo directamente a mi boca, probando el delicioso sabor una vez más.

- Pronto iras corriendo al baño – dice y no puedo evitar carcajearme mientras asiento varias veces, él tiene razón – estas muy linda Emma, tu ropa hace que tus piernas resalten – asegura con una sonrisa de lado.

Tengo que agachar mi cabeza para ver mis piernas, fingir que no he notado antes que mis piernas se ven mejor así. Lo he hecho para que no se dé cuenta de cómo me he sonrojado, lo sé porque siento caliente mi cara.

- Gracias – musito y levanto mi cabeza, veo en dirección a las niñas – están muy lindas y se nota lo contentan que están – digo.

¡LOCO POR TU AMOR, LOCO POR TUS BESOS! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora