- ¡Tú decidiste ocultarme cosas! - no puedo evitar alzar mi voz, tengo tanto coraje ahora mismo
...
- ¡No te dije la verdad, porque era demasiado difícil para mi, porque no quería de ningún modo destruir eso que tú construiste! - declara rogando
- ¡...
Tomo una chaqueta y salgo enseguida de la casa. Escucho que Liam y los demás me llaman, pero no les hago caso. Sigo corriendo. La llovizna que hacia hace unos minutos se ha vuelto en una lluvia torrencial.
Siento que alguién me toma del brazo y me hace girar.
- Vuelve a casa Emma. Te estas empapando – pide Liam, pero niego rápidamente
- No... no lo hare. No quiero verles la cara – digo
- Emma por favor – ruega
- Necesito estar sola... Déjame Liam – asiente levemente y me giro enseguida y empiezo a correr otra vez
- ¡Emma! – grita George a mis espaldas. Lo ignoro.
Sigo corriendo. Estoy empapada y llevo tacones y un vestido. La peor combinación. Conozco toda la zona y no me da miedo estar sola en estos momentos.
Corro hasta que estoy lejos de casa. Me detengo y me giro hacia la izquierda. Si sigo recto a casi tres cuadras. Llegare a casa de Mia.
Son pasadas las doce. Puede que este durmiendo o puede que aún no llegue a casa. Me sigo empapando y si no busco un lugar. Probablemente mañana estaré enferma.
Me quito los zapatos y estoy mejor. Mis pies duelen.
Sigo aquí parada sin saber qué hacer. No puedo volver a casa. Las luces de carro me iluminan por la espalda. ¿Y si son mis padres? ¿O mis abuelos? ¿O mi hermano?
No quiero a ninguno de ellos. Me preparo para correr y escucho el claxon un par de veces seguidas. Ahora si tengo miedo.
Escucho que la puerta del carro se abre y se cierra. Alguien ha salido. Escucho pasos y empiezo a temblar. No por la lluvia sino por quien esté detrás.
- ¿Emma? – dicen y suspiro. Reconozco su voz. Me giro enseguida. Veo a Daniel parado a tres metros de mí. Se está empapando y aun lleva su terno. Veo en su rostro la preocupación, seguramente se pregunta qué demonios hago aquí.
Camino hasta él y lo abrazo. Sus brazos me rodean enseguida. A pesar de la lluvia siento calor.
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- ¿Qué ha pasado? – pregunta
- Hace poco me entere el por qué mi madre me odia – digo esto último muy bajito. Mi corazón vuelve a latir muy fuerte, muy rápido. Mi corazón ya no bombea solo sangre, sino también dolor.
¿Cómo mi madre pudo guardarme tanto resentimiento por tantos años?
