X-Men: Un Camino Diferente {Charles Xavier}

Capítulo 37: Confundido

/Charles/

Las clases habían vuelto y ahora tenía que encargarme de checar que todo estuviera bien.

Era la hora exacta para que mi clase comenzara.
Tomé mis cosas del escritorio y me dirigí al salón que me correspondía.
Esperaba que los chicos llegaran. Normalmente tardaban unos minutos pues venían del laboratorio y eso estaba dos pisos abajo de donde yo me encontraba.
Escuché como se iban acercando así que tome asiento en mi lugar y cuando todos estuvieron listos comencé mi clase.

El tiempo pasó rápidamente y pronto mi turno acabó. Estaba un poco agotado así que decidí pasear por los alrededores.
Pasé por donde Alex entrenaba a los chicos y vi que Raissa se encontraba ahí.
Cuando me vio la saludé a lo lejos con una sonrisa.
Seguí caminado por unos treinta minutos más cuando vi que Hank venía un poco apurado.
-¡Profesor!, hay alguien esperando en su oficina- se veía alterado.
-¿Por qué me llamas así?- pregunté confundido.
-Yo.... debes ver quien vino a verte- fue lo último que dijo y se fue de inmediato.
Que extraño.

Comencé a caminar hacia mi oficina.
Cuando pasé por la entrada vi que había un auto. Me resultaba ligeramente familiar.
Llegué a la puerta de mi despacho y cuando la abrí me detuve sorprendido.
-¡Moira!
-Hola Charles
Mi corazón comenzó a latir muy deprisa.

/Raissa/

Estaba muy cansada despues de la clase de Alex.
-Eres una debilucha- dijo divertido acompañándome por el pasillo.
-Claro que no- me defendí mientras entrábamos la cocina.
Almorzamos en silencio y estaban todos presentes menos Charles.
Le pregunté a Hank en dónde estaba.
-En su oficina, atendiendo algo importante- dijo nervioso.
Este chico aveces actúa raro.
Erik me miraba con atención, así como Raven.
¿Qué se traen estos?
¿Hay algo que yo no sepa?
Los mire no muy convencida y seguí comiendo con normalidad.

Poco a poco todos se fueron retirando. Yo aún esperaba con la esperanza de que Charles llegara pero nunca ocurrió.
¿Tan ocupado estará?
Decidí no desesperarme e ir a distraerme.
Salí a jugar un rato con mi hermano.
-No sabía que eras bueno para el deporte- dije deteniéndome un segundo debido al cansancio.
-Soy bueno en muchas cosas- dijo guiñando un ojo.
-Iugh
Ambos reimos.

Pasaron treinta minutos más y también se nos unieron Sean y Alex.
Yo me divertía jugando con esos tontos.
Eran como unos niños pequeños.
Sean era de mi equipo y creo que por obvias razones íbamos perdiendo.
Cuando estuve exhausta me senté justo enmedio de la cancha.
Sean me imitó.
-Vamos, apenas era el calentamiento- se quejó Alex divertido.
-Olvídalo, aparte ya perdimos. Me retiraré con la poca dignidad que me queda- dije mientras me levantaba y dirigía a mi habitacion a tomar una ducha.

Cuando entre me tropecé un par de cosas de Charles.
Las hice a un lado y entré en el baño.
No demore mucho y al terminar me arreglé un poco y salí al pasillo.

-¿Has visto al Profesor?- pregunté a un chico que pasaba por ahi.
-Creo que ha estado todo el día en su oficina- respondió y siguió su camino.

¿Debería entrar?
No sabía pero la curiosidad me mataba.
Comencé a acercarme a su puerta. Se oían unas risas.
No lo dudé más y entré.
-¡Raissa!- exclamó Charles sorprendido separándose un poco.
Su mirada lo decía todo, se acababan de besar.
Estaba con una chica, era delgada y tenía el cabello un poco corto. A decir verdad era muy bonita.
Estaban muy cerca uno del otro. Incluso él la agarraba por la cintura.
Ambos bebían Champagne en unas copas especiales que ni a mi me había dejado tocar.
Ella me miraba. Primero sorprendida, luego con algo de desprecio.
Intenté no entrar en pánico pero aún así sentí un nudo en la garganta y mi corazón se aceleró al ver la escena.
Rápidamente cerré la puerta y me dispuse a salir de ahí.
-¡Espera!- lo oí decir.
Y la verdad es que me detuve unos segundos esperando a que saliera a dar cualquier tipo de explicación, por muy falsa que fuera.
Pero eso nunca pasó.
Espere el tiempo suficiente y nunca salió.
No le importó.
Fue ahí cuando sentí que mi corazón se rompía.
Las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos aunque intentaba calmarlas.
Salí caminando por la puerta principal dispuesta a irme, necesitaba tomar aire y lo último que quería era estar por ahí cerca así que me fui.
Intentando que nadie me viera.
Camine por almenos veinte minutos. Pensando, aún con aquel nudo y sensación de vacío. Las lágrimas aún caían en mis mejillas.
Ya empezaba a oscurecer.

Noté que un auto comenzó a perseguirme. Me detuve asustada aunque aún tenía esperanza de que fuera él.
Pronto alguien bajó de ahí.
-¡Erik!- fue ahí cuando me solté a llorar en sus brazos.
-Tranquila- acariciaba mi cabello lo cual me hacía poner más sensible aún.
-Yo...
-Shh
Intentó calmar mi llanto por cinco minutos y cuando lo logró me pidió que entráramos en el auto.
-No quiero volver, no por ahora- dije mirando a la nada, intentando vaciar mi mente de él.
-De acuerdo- fue lo único que dijo mirándome preocupado.