Capítulo 41: Heredero

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/Charles/

Estaba en mi oficina. Había unos padres que querían conocer las instalaciones porque probablemente dejarían a su pequeña hija a nuestro cuidado.
Me esmeraba en parecer agradable para convencerlos y lo bueno era que hasta ahora todo iba bien.
En un momento del recorrido llegamos al laboratorio. Ahí estaban Hank y Raissa mostrando un nuevo invento del chico. Ella lo ayudaba.
Había pasado ya una semana de nuestra pequeña pelea.
Las cosas iban de maravilla con mi chica.
Continúe dando el recorrido por los alrededores y al finalizar ellos estaban satisfechos con todo así que accedieron a dejar a la chica.
Uno de mis asistentes le mostró en donde se quedaría y la ayudo a instalarse.
Cuando estuve totalmente libre decidí ir a verla.
-Hola nena- dije asustándola un poco.
-Hola Charles- dijo sin prestarme mucha atención.
Se veía algo tensa.
-¿Que haces?- pregunte acercandome a masajear sus hombros.
-Algo que Hank me encargó.
-¿Te falta mucho?
-De hecho no, pero después tengo que hacer otras cosas y....
-Merecemos un descanso- dije interrumpiéndola.
-No sé si debamos.
Se veía algo insegura.
-Vamos Rassy, ahora podrías tener esas clases privadas de las que tanto hablamos- dije poniendo una voz seductora. -¿Qué dices?- pregunté tomando su cintura y acercandola a mí.
Una sonrisa había aparecido en su rostro.
Era una buena señal.
-¿Y que haremos?- preguntó siguiendome la corriente.
-Pues podríamos ir a aquella cabaña apartada ¿la recuerdas?, y cuando estemos completamente solos ya veremos que surge
-Me agrada la idea.

Básicamente nos habíamos escapado.
Nadie sabía a donde habíamos ido y planeábamos desaparecer por almenos un par de días.
Nos daríamos un respiro.
Habíamos comprado comida y cosas necesarias.
Estábamos justo ahora de camino a la cabaña.

Al llegar lo primero que hice fue bajar las cosas y meterlas.
Ella ayudaba a acomodar todo lo que habíamos traído.
Nuestras maletas estaban ya en nuestra habitación y yo colocaba mis pertenencias sobre una mesa.
Cuando terminé me senté en el sillón a observarla. Después de unos segundos se percató y vino a sentarse en mis piernas.

No había nada de distracción. Ni televisión o algo por el estilo.
Ya encontraríamos como entretenernos por dos largos días.
-¿En que piensas?- preguntó intrigada viendo mi rostro.
-Oh, en nada nena- sonreí e hice que se recostara en mi pecho.
Acaricié su cabello por almenos cinco minutos.
-Pareces un bebé- dije rompiendo el silencio.
-Los bebés lucen diferentes- respondió divertida.
Se acomodó de tal manera para mirarme.
-¿A sí?- levanté una ceja.
-Si tuvieras uno lo sabrías- sonaba traviesa.
Me detuve un segundo a pensar.
-¿Quieres tener un bebé?- pregunté.
-¿Hablas enserio?
-Si
-Sería lindo, ¿tú que piensas?- me miraba nerviosa.
-Oh amor, sería genial tener un mini yo por aquí- intenté sonar relajado.
Pero estaba nervioso.
-Sí, sería encantador
-Aparte ya sabes, la edad reclama un heredero
Ella rió.
-Aún somos jóvenes- comentó entre risas.
-Ya no tanto
-Pues entonces ya te tardaste- mordió su labio provocándome una agradable sensación.
-Tomaré eso como una invitación- dije mirandola intensamente.

Ambos intentamos mantener la compostura pero cuando menos me percaté mis manos ya recorrían su cuerpo lentamente.
Sentí su mano acercarse a mi entrepierna.
Le sonreí aunque ya empezaba a respirar con dificultad.
Perdí el control.
Acto seguido comencé a besarla, la tomé de las caderas y la llevé directo a la cama.
Estaba un poco nervioso. Hacer un hijo no era cosa fácil pero seguro que lo haremos con mucho amor y tal vez un poco de pasión.

X-Men: Un Camino Diferente {Charles Xavier}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora