Capítulo 40: Perdóname

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/Hank/

Las cosas aún eran tensas entre Raissa y Charles, habían pasado un par de días difíciles para mí pues él se encontraba desconcentrado y algo decaído, por lo tanto yo tenía que hacerme cargo de sus cosas.
Raven y Erik habían intentado varias cosas para que se reconciliaran, pero nada funcionaba.

Por ahora sólo estaba dando clases. Lo bueno es que para los chicos nada pasaba, intentábamos hacer que nadie lo notara.
Incluso los Alex y Sean no sabían nada de lo ocurrido.
Cuando la clase terminó y los chicos se fuero yo subí y justo en la escaleras me encontré con Charles. Estaba tirado en el piso.

-¿Qué pasó?- pregunté preocupado aproximándome.
-Nada, sólo me di cuenta de que soy un idiota y probablemente nunca recuperaré a mi chica- dijo dramáticamente.
Oí una risa y cuando levanté mi mirada vi a Raven.
-Eres patético hermano- dijo burlándose.
-Lo sé, gracias
-Apuesto a que sé por qué estas así
Él se encogió de hombros.

Me detuve un momento a contemplar la escena divertido ya que el señor dramático seguía en el piso y nosotros dos le hablábamos desde arriba.
Traté de esconder mi diversión.
-Ya lo intenté todo- dijo desesperado mi amigo.
-De hecho no Charles
-¿A que te refieres?- se levantó curioso.
-Debes de ser romántico de nuevo y también decirle la verdad. Contarle lo que pasó- dijo Raven dándole en qué pensar. -A las chicas nos gusta la sinceridad- finalizó cruzada de brazos.
-¡Eso haré!- expresó él levantándose y agradeciendonos.
Luego a fue.

/Raissa/

Miraba por la ventana de la biblioteca.
Ahí estaba mi hermano que cuando me vio saludó emocionado.
Yo le devolví el gesto con una sonrisa falsa.
Habían sido un par de días extraños. Charles y yo no nos dirigimos la palabra, mucho menos nos mirábamos y eso que yo seguía durmiendo en su habitación. Claro que con una considerable distancia pues su cama era enorme.
Pero a pesar de todo lo extrañaba.
Extrañaba las miradas que me dedicaba al despertar todos los días, las risas en cada comida y sus besos inesperados pero apropiados.
Aún lo amo y probablemente él a mi pero había algo muy grande y peligroso entre nosotros.
Orgullo.
Caminé hasta la habitación iría a dormir aunque eran justo las tres de la tarde.
Al entrar me detuve sorprendida.
Charles estaba sentado a la orilla de la cama. Traía puesto un traje y en las manos tenía un ramo de rosas.
Mi nerviosismo apareció.
-¿Me perdonas?- pregunto extendiéndome el ramo.
Tome las flores no muy segura.
Maldito e irresistible Charles.
Lo amo pero aveces lo odio por ser tan hermoso.

-Por favor nena- insistió con una mirada triste.
¡No lo mires a los ojos!
-¿Puedo saber que paso?- pregunté lista para escucharlo.
Suspiró preparándose también.
Me senté a su lado mirándolo atenta.
-Sí. Todo empezó cuando la primera generación surgió, algunos meses antes de conocerte. Moira era de la CIA y un día vino por nuestra ayuda. Querían atrapar a un tipo malo. Creían que iba a ser fácil pero no fue así. En el primer intento fallido conocí a Erik. Poco a poco fuimos armando el equipo con los chicos y cuando hubo un incidente en el cuartel decidimos venir aquí. Comencé a entrenarlos de uno a uno para ir a ganar la batalla final que fue en Cuba. Mientras todo aquello transcurría yo me había enamorado de ella. El día de Cuba gracias a Erik los derrotamos y despues de un par de sucesos extraños dejamos en claro que con nosotros no se podia.
Todos decidimos volver a casa. El detalle es que como ella era una agente sería interrogada inmediatamente sobre nuestro paradero así que la besé para distraerla y borre todo recuerdo de nosotros para mantenernos a salvo. - hizo una pausa para tomar un ligero respiro.
Yo aún lo miraba atenta.
-Bien, después de eso yo tarde tiempo en superarla, fue ahí cuando apareciste tú, haciéndome olvidarla. Siempre habías sido tú a quien yo amaba, sólo que estaba demaciado ciego como para darme cuenta. Erik fue quien me abrió los ojos. Tu siempre te preocupabas por mi y estabas ahí para mí cuando más lo necesitaba y te agradezco eternamente por eso- acarició mi rostro. Lo dejé porque realmente anhelaba su tacto en mi piel. -El día en que ella vino de nuevo yo no lo esperaba. Hank había dicho que alguien me esperaba en mi oficina y yo fui. Ahí estaba ella y me sorprendió saber que lo recordaba todo perfectamente debido a un fuerte golpe en la cabeza. Yo me encontraba confundido, tanto que hice lo indebido. Ella era como un capítulo sin terminar por eso tenía tantas emociones encontradas. Estuve charlando con ella todo el día. Me hizo olvidar el tiempo por un rato. Cuando me percaté ya nos encontrábamos bebiendo y riendo- mordió sus labios algo nervioso. -Cariño, sí la besé, una parte de mi quería creer en algo que ya no había. Cuando lo hice noté que no había significado nada para mí. Alguien más ya ocupaba ese espacio vacío: tú- finalizó tomando mi mano.
No pude evitar derramar unas lágrimas.
-¿Y porque no fuiste a buscarme?- pregunté débilmente.
-Porque soy un idiota y no supe que hacer, me dolía verte triste así que deje que tuvieras tu momento a solas. Aparte confiaba en Erik y sabía que él había ido a buscarte. Justo después de eso le pedí que se fuera y así lo hizo. Y me quedé ahí. Preocupado por ti, quería saber en donde estabas y podía hacerlo con mi mutación pero decidí dejarte en paz aunque sea una noche- finalizó.
Ambos teníamos lágrimas.
Sonreí débilmente.
-Solo quería sinceridad- dije y apreté su mano reconfortándolo.
-Cariño, lamento mis acciones. Fue totalmente inapropiado y no tengo ninguna excusa. Ten por seguro que no volverá a pasar de nuevo- dijo esta vez arrodillado frente a mi.
Sabía que hablaba enserio.

-Te amo
-Créeme yo te amo aún más

X-Men: Un Camino Diferente {Charles Xavier}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora