Capítulo 34

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-Maldito el día en que te conocí.-le susurré en la cara. Caminé frente al espejo y bajé la mirada apoyando mis manos en el lavabo.

-La deferencia de mí, es que yo no te guardo rencor, y eso que yo sí tengo motivos.-sus palabras resonaron en todo el baño.

-Ya vete.-dije cansada de escucharlo.

-Algún día tendremos que terminar las conversaciones que has dejado a medias, no puedes ocultarte todo el tiempo.-lo miré en el espejo.

-Pues hasta que eso pase, no quiero verte.-le dije con todo el dolor de mi corazón. –Te recuerdo que fuiste tú el que decidió hacerle caso a tu madre y apartarte de mí.-endurecí mi mentón.

-De cualquier manera ellas tenían razón, no podíamos estar sin el otro, dependíamos de ambos.-"se supone que era amor", pensé.

-Creo que nunca estuviste enamorado de mí, porque tomaste la decisión de nuestras madres tan rápido, hubieras dicho algo, no sé, impedirlo.-tragué saliva para intentar no seguir llorando.

-¿Ahora yo soy el malo?, ¿el que nunca luchó por algo contigo?, te recuerdo que te pregunté mil veces si sentías algo por mí ¿ y cuál fue tu respuesta?-me quedé callada observándolo con odio, tenía el delineador por toda la cara, mis ojos hinchados, odiaba cuando tenía razón. –Exacto.-dijo hacia mi silencio.

-Eres un imbécil, se suponía que me querías, ¡¿Por qué c*ño corriste a los brazos de Jena?!-le grité girándome hacia él.

-¡Ella sí logró valorarme!-gritó.

-¡¿Crees que esa cosa te valora?!- "yo te amo", pensé. -¡Ella lo único que quiere es saciarse de ti!, ¡No te ama como...!-me callé.

-¿Cómo qué?-me asusté, no puedo creer lo que estaba a punto de hacer, ya no, no puedo decirle nada, me ha hecho mucho más daño a mí.

-Como yo amo a Niall.-le dije a los ojos, el odio me dio la seguridad de mentirle.

Narrador.

-¿Estás hablando en serio?-dijo Harry, en el fondo no lo podía creer.

-Sí.-afirmó. –Ahora déjame sola, por favor.-se dio vuelta esperando lo pasos de Harry a la salida.

Harry no pudo decir nada, hizo lo que _____ pedía a gritos, salió en silencio, al escuchar la puerta cerrarse, ella se dejó caer llena en sollozos, le había mentido, todo era mentira, pero el maldito miedo que tiene de confesarle sus sentimientos es lo que la limita, al igual que el dolor de que ahora Harry no se separe de Jena.

Se levantó para verse en el espejo, estaba hecha trizas, un asco, lo único que pudo hacer, es lavarse la cara y los brazos. Salió del baño un poco más tranquila, sus amigos la estaban esperando, ella hizo la más mínima sonrisa y luego se fueron a casa.

Ahora lo difícil sería explicarle a su madre la razón por la que llegaba hecha un asco a su casa, sus amigos la dejaron en la entrada, ella tomó aire y giró la perilla.

-¿Mamá?-se asomó por la puerta. Para su buena suerte no obtuvo respuesta. Corrió a su cuarto nerviosamente para que no la escuchara si es que se encontraba en casa.

Sin pensarlo dos veces se dio una ducha completa, estaba pegajosa, ella y su ropa.

Después de salir en toalla, se puso lo más normal que encontró ( ). Se dejó el cabello suelto para que se le secara naturalmente.

-Tienes que hacer algo _____.-comenzó a hablar sola. –Tienes que decirle a Harry que lo amas, así podrá estar contigo.-se quedó callada por un momento. -¿Pero y si ahora no quiere estarlo?, Jena debió lavarle el cerebro.-bajó la cabeza con tristeza. –Creo que sería mejor que tú lo hagas sufrir, tiene que sentir tu enojo.-sonrió malévola. –Creo que ya sabes
que hacer.-  

Prefiero Quedarme CalladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora