Capítulo XXXVII

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Había pasado casi un mes, un mes desde que vio salir a Clarke por la puerta de la sala del trono y no saber nada más de ella. Casi un mes sin verla, sin sentirla, sin escuchar su voz, sentía que una parte de ella cada vez se apagaba más y más.

Los primeros días habían sido los más duros, rechazar el cargo y salir corriendo hacia Arkadia era el pensamiento que rondaba en su cabeza durante todo el día. Pero pensaba en que tenía que proteger a su familia, les debía eso.

Cuando las cosas empezaron a relajarse, y los distintos clanes fueron aceptando al nuevo clan, en el cual su hermana Luna era la líder, la cosa se complicó. Su mente vagaba por todos los recuerdos y momentos que había compartido con Clarke, se preguntaba cómo estaría, cómo habría pasado esos días, se maldecía una y otra vez ante la idea de que pudiera sentirse como ella misma se sentía en ese momento, destrozada y rota por dentro.

Un día que no pudo más, antes de salir fuera de su habitación, golpeo sin querer una de las mesas que había en la estancia, lo que hizo que cayera al suelo. Ese simple gesto la hizo enfurecer. Comenzó a destrozarlo todo, a tirar por el suelo todo lo que encontraba a su paso, las pequeñas mesas, las figuras, la ropa de cama, las velas...

Sintió que alguien entraba sin permiso a su habitación, lo que la hizo parar repentinamente su labor de destrozar todo a su paso.

-Titus: Heda. (El hombre observó con algo de miedo la escena). –Los embajadores han llegado para la reunión.

Y entonces comprendió su mal humor. Era el día en que el clan de Luna aceptaba la alianza, marcando su piel como el resto de embajadores. Era el día en que vería a Clarke de nuevo después de tantos días, era el día en que tendría que luchar contra la mirada azul que tanto echaba de menos y se moría por ver.

Nada más entrar en la sala del trono realizó una mirada furtiva hacia el lugar que solía ocupar Clarke, pero no la encontró, era Marcus quien ocupaba su lugar.

La hizo tanto arder por dentro como respirar tranquila. Sí que quería ver a Clarke, pero no sabía si tendría el valor para enfrentarla y eso en parte la atemorizaba.

Tras la ceremonia y haber despedido de nuevo a los embajadores y a su propia hermana, le pidió a Marcus que la acompañase un momento.

Decidió mantener la conversación en un sitio más tranquilo y relajado, en un primer momento pensó en su propia habitación, pero recordó el desorden que había provocado justo esa misma mañana, por lo que pasaron a una pequeña sala continua, algo pequeña pero que contaba con un par de viejos sillones y una mesa central. Algunas viejas estanterías y muebles se encargaban de decorar la estancia.

-Lexa: Perdona que la reunión sea aquí, pero bueno, ahora mismo es el mejor lugar. (Dijo dándole paso primeramente a Marcus, el cual aceptó sin dudar). –Toma asiento por favor.

Esperó que el hombre se acomodase para empezar con su cuestionario.

-Lexa: ¿Cómo están las cosas en Arkadia? ¿Algún problema? ¿Necesitáis alguna ayuda? (Preguntó algo dudosa, ya que su investigación privada no iba por ahí principalmente).

-Marcus: Heda.

-Lexa: Marcus, puedes llamarme Lexa, lo de Heda es sólo un formalismo que tú no tienes que adoptar. (Dijo con total sinceridad).

-Marcus: Entonces, fuera de formalismos.... ¿Por qué no me preguntas lo que realmente quieres saber? (Observó que el gesto de Lexa se tensaba y decidió tomar el mando). –Está bien, dentro de lo que cabe. Trabaja con su madre, la ayuda en la enfermería y también pasa tiempo con Raven e Ian. Pero....está apagada Lexa, no es la misma, creo que se ha dejado hundir, no sé si me explico... No ha vuelto a salir a explorar, no nos acompaña en las reuniones, y si lo hace no colabora... Deberías...(se inclinó un poco en el sillón para estar más cerca de Lexa que se encontraba en el de enfrente). –Deberías hablar con ella, solucionar las cosas. Mira no se qué pasó, pero está claro que tenéis que solucionarlo, no podéis simplemente dejar todo así como así.

WE ARE WHAT WE ARE  (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora