Epílogo

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Sentada junto a un pequeño lago que pasaba justo detrás de la gran estructura que era Arkadia. Se había convertido en uno de sus lugares favoritos. Sus piernas cruzadas manteniendo una postura erguida. Se sentía bien en aquel lugar, podía pensar y aclarar sus ideas en plena naturaleza, sintiendo la pequeña brisa y escuchando el agua correr y golpear levemente contra alguna que otra piedra.

Su firmeza de dejar esta vez por decisión propia el cargo de comandante, fue la más acertada, lo tuvo claro desde el primer momento, desde el primer instante en que vio los ojos de Clarke envueltos en una pequeña capa de lágrimas que amenazaban salir mientras su declaración iba tomando impulso.

La Lexa de hace unos años jamás hubiese tomada una decisión así, dejar el cargo por una mujer, por amor, era algo impensable, pero Clarke se había convertido en una excepción, en su excepción. La vida a su lado estaba siendo maravillosa, tenían sus altibajos, sus broncas y demás, pero era algo normal, las dos eran mujeres de carácter, nacidas para mantener el poder y el control. Lo mejor sin duda eran las reconciliaciones, sonrió pensando en ellas, en cómo después de cada bronca, en cómo después de horas e incluso alguna vez algún día sin hablarse, el sólo contacto del verde con el azul era la chispa suficiente para que las dos se rindieran la una a la otra, y las horas de total despego entre ambas pasaban a horas de total contacto, donde la piel de ambas se fundían en una sola.

Su mente voló cómo en numerosas ocasiones en las que pasaba en ese lugar, recordando algunos de los momentos que habían compartido juntas durante esos años.


6 meses después de la declaración.

-Clarke: Podría hablar con Markus para que nos ofreciera una habitación más grande para las dos. (Dijo Clarke mientras en sus manos mantenía un viejo blog y un carboncillo).

-Lexa: ¿Por qué? (Preguntó curiosa).

-Clarke: Este sitio es algo pequeño para ambas.

-Lexa: A mí me parece perfecto. (Decía Lexa desde la cama donde estaba tumbada).

-Clarke: Tú habitación en Polis era el triple que esta. Y no te muevas. (Dijo con un tono algo amenazante estas últimas palabras).

-Lexa: Estás tardando mucho esta vez. (Contestó resoplando).

-Clarke: Quiero hacerlo perfecto.

-Lexa: Siempre te salen perfectos.

-Clarke: Bueno pues este dibujo quiero que sea aún más perfecto. No te muevas (Volvió a insistir la rubia).

Clarke guardaba una pequeña carpeta donde iba coleccionando los dibujos que iba realizándole a lo largo de esos meses. A veces sin ni siquiera darse cuenta, cómo ocurrió la primera vez en Polis, mientras descansaba un poco o dormía. También tenía unos cuantos que había realizado mientras se perdía en sus movimientos entrenando o simplemente pensando con la mirada pérdida. Pero otras veces, cómo era el caso, Clarke decidía dibujarla porque sí, y a ella solamente le quedaba aceptar.


10 meses

-Lexa: Vamos Clarke! Tienes que mantener el ritmo. (Decía a Clarke intentando animarla).

-Clarke: No puedo más, te juro que no puedo más. (Contestaba echándose una mano sobre el costado y otra sobre el pecho). – ¿Que parte de que no nací para esto no entiendes? (Decía mientras intentaba recuperar el aliento). –Yo no me entrenaba, no corría, no luchaba. ¿Qué más ejemplos quieres?

WE ARE WHAT WE ARE  (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora