Abro los ojos.
Otra vez.
Y enseguida me doy cuenta: Otra vez en la cama de un hospital. Veo las luces en la pared detrás de mí. Y la botella de suero, colgando de su soporte y con el tubito que sale hacia abajo. Ya sé que ese tubito va a parar a mi brazo. ¿Y cristales alrededor de la cama? E inmediatamente me acuerdo: El avión.
Me incorporo de golpe. ¡Aaaay la cabeza! ¡cómo duele! Pero enseguida alguien me apoya las manos en los hombros y suavemente me obliga a tumbarme otra vez. Es una enfermera. La miro.
─¿Qué ha pasado? ─Le pregunto ¡Joder, cómo duele la cabeza!
─Tuviste un accidente de avión.
─¿Y los demás?
Pero ella no contesta. Tiene una jeringuilla en la mano y la inserta en el dosificador, debajo de la botella de suero. Se da mucha prisa en hacerlo.
─¡¿Dónde están los demás?! ─Pregunto, gritando. ¡Aaaay! ¡Mi cabeza!
─No te pongas nerviosa por favor. Tienes un golpe muy serio en la cabeza.
─No... Por favor... Olga...
─Tranquila... Mira, la policía está aquí y traen una psicóloga. Ella hablará contigo.
─¿Una psicóloga? ¿Cómo que... una...?
Uuufff, qué pesadez. Y noto como si se me nublara la vista ¿son lágrimas? Pero tengo tiempo de verla. Sí: la enfermera sí que tiene lágrimas en los ojos.
Y me rindo en una especie de susto muy agobiante...
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Cuando haces según qué cosas te acaban pasando otras
Mystery / Thriller. Corro. Corro por el miedo. Y por ese estúpido impulso de huir, de sobrevivir. Y por no ser capaz de aceptar que ya está. Que ya lo he perdido todo. Ahora, una vez más, quieren matarme. Y ahora no sé ni quién ni porqué, y me lo han quitado t...