.13. Tenerife. Octubre 2014

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Abro los ojos.

Otra vez.

Y enseguida me doy cuenta: Otra vez en la cama de un hospital. Veo las luces en la pared detrás de mí. Y la botella de suero, colgando de su soporte y con el tubito que sale hacia abajo. Ya sé que ese tubito va a parar a mi brazo. ¿Y cristales alrededor de la cama? E inmediatamente me acuerdo: El avión.

Me incorporo de golpe. ¡Aaaay la cabeza! ¡cómo duele! Pero enseguida alguien me apoya las manos en los hombros y suavemente me obliga a tumbarme otra vez. Es una enfermera. La miro.

─¿Qué ha pasado? ─Le pregunto ¡Joder, cómo duele la cabeza!

─Tuviste un accidente de avión.

─¿Y los demás?

Pero ella no contesta. Tiene una jeringuilla en la mano y la inserta en el dosificador, debajo de la botella de suero. Se da mucha prisa en hacerlo.

─¡¿Dónde están los demás?! ─Pregunto, gritando. ¡Aaaay! ¡Mi cabeza!

─No te pongas nerviosa por favor. Tienes un golpe muy serio en la cabeza.

─No... Por favor... Olga...

─Tranquila... Mira, la policía está aquí y traen una psicóloga. Ella hablará contigo.

─¿Una psicóloga? ¿Cómo que... una...?

Uuufff, qué pesadez. Y noto como si se me nublara la vista ¿son lágrimas? Pero tengo tiempo de verla. Sí: la enfermera sí que tiene lágrimas en los ojos.

Y me rindo en una especie de susto muy agobiante...


Cuando haces según qué cosas te acaban pasando otrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora