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Una jodida bromita. Vale. Perfecto. Genial.

Pues lo siento mucho.

Me ha tocado lo que no suena. Y sé que es una tontería pero lo siento: me lo ha tocado. Hace unos meses no le hubiera dado importancia, incluso me habría reído con su broma. Pero me tocó esta puta lotería y me ha pasado lo que me ha pasado.

─¿Pero tú de qué coño vas? ─Le digo.

─¿Yo?

─¡Si, tú! Ya sabes cómo estoy. Y me traes aquí, y me haces montar todo ese espectáculo con lo de "A ver a quién te ligas"... ¡Y ahora me vienes con esta puta bromita!

─Perdona, pero has sido tú la que... ─Intenta decirme, pero no termina.

Ahora he sido yo la que se ha levantado y se ha puesto frente a él, aunque desde luego no tan cerca. Sí, lo he hecho yo pero con el otro tío, no tonteando con él. Y ya no más. Lo siento pero todo tiene un límite, no estoy para chorradas.

Y encima él se me queda mirando, otra jodida vez a los ojos. Pero empiezo a estar hasta los mismísimos de sus super misteriosas miradas penetrantes y/o perdidas. No: Esto es como una jodida película, pero ni yo soy una boba ni él es un vampiro. Y mucho menos un Adonis millonario experto en sadomaso. No señor. Y jodidas las ganas que tengo de ser la protagonista de esto.

─¿Quién te has creído que eres, tratándome como si fuera una adolescente boba? No, amigo, perdona. Tú me conociste donde me conociste. Sabes perfectamente lo que yo soy.

─No estas aquí por lo que eres ─Me suelta. Y ya está, ya ha vuelto a descolocarme ¿De dónde saca el tío esas frasecitas?

─Pues si lo que quieres es pegar un polvo lo dices y ya. Sé muy bien lo que buscáis los hombres porque resulta que es lo mismo que busco yo. Y voy a ello directamente, sin tener que aguantar gilipolleces.

─Ni yo estoy aquí para eso ─Vuelve a soltarme. ¡¡La madre que lo...!!

Y ahora ya no sé qué coño más decir. "No estás aquí por lo que eres" y "Ni yo estoy aquí para eso". Menudas frases para decirle a una chica en una discoteca. Y no me queda otra que reconocerlo: éste a mí me puede. Con dos jodidas frases el cabrón le ha dado la vuelta y ahora ya no sólo no puedo evitar sonreír ¡es que me dan ganas de reírme!

Vale, muy bien, lo admito: Me ha ganado. ¿Y ahora qué hago? ¿Lo mato o me lo tiro?

─Tampoco voy a negar que ha sido divertido ─Le reconozco.

Y no me cuesta nada decidir que ya está, porque estamos como estamos y no me hace ninguna gracia haber hecho el tonto de esa manera. Pero no sé muy bien por qué. En serio que no lo sé. Me acerco, y apoyo las dos manos sobre sus muslos, y me inclino para darle un beso en los labios. Un beso corto, muy rápido.

─Buenas noches ─Le digo.

Y me doy media vuelta. Y me voy.  

Cuando haces según qué cosas te acaban pasando otrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora