Capitulo 2

146 13 2
                                    


¡Estaba vivo, mi instinto no estaba equivocado!

- Volví del infierno para torturarte - comento.

Sentí un fuerte vuelco en mi estomago, estaba aterrada, pero no se lo demostraría.

- Si gritas, te apuñalo - amenazo y sentí la punzada fría del cuchillo que apuntaba contra cadera.

Destapo mi boca.

- ¡¿Qué diablos haces aquí?! - pregunte.

- Vine a felicitarte por tu nuevo puesto - acato muy sonriente - Comiendo de las sobras que deje - dijo con remordimiento.

- ¡Tú mismo te fuiste porque quisiste! - respondí tratando de incorporarme.

- Este maldito lugar me quedo muy pequeño - contesto.

- ¡¿Por qué regresaste y como entraste?!

- No importa como entre, solo vine a destruir el clan y tú serás mi instrumento - contesto.

- ¡¿Qué?!

- Buenas noches Guess - dijo y me cubrió con un pañuelo que inmediatamente me hizo dormir.

.....

S

Los domingos por la mañana el restaurante se llenaba de mucha gente que venía a desayunar en familia. Hasta Sabana y su mamá habían venido a comer, logre sentarme un par de minutos con ellas.

- ¿Y cuando pretenden casarse? - pregunte emocionado por mi amigo, quien estaba sentado a mi lado.

- Para mediados del año que viene - respondió Sabana.

- ¿Por qué tan lejos?

- Porque quiero que Carlos termine su postgrado y además se requiere de mucha planificación y para eso necesito a Naomi cuando logre estar más libre del trabajo - menciono.

- Entiendo - asentí - ¿Y cuándo van a tener hijos?

La mirada de Sabana y Carlos saltaron sobre mí.

- Vamos con calma - respondió Carlos.

- Pero supongo no esperaran mucho para eso - comente.

- Un par de años más - acoto Sabana, terminando de comer.

- ¿Un par? Eso es mucho.

- Yo dije lo mismo - respondió Lucena - Yo ya quiero nietos.

- Mamá ya hablamos de eso.

Lucena suspiro y yo reí, no podía esperar para ver a mi amigo en su faceta de padre.

- Santi - vocifero una voz familiar.

Eleve mi mirada y era la mismísima Thalita, tenía cara de no estar bien.

- Thalita - pronuncie y fugazmente mire hacia Sabana.

Quien ya había puesto su mejor cara de perro.

- ¿Estás ocupado? - pregunto con timidez.

Se veía preocupada y eso era extraño.

- ¿Vienes a comer? - pregunte.

- No pero ¿Podemos hablar?

SantiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora