Capitulo 4

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- ¿Puedo salir así? No quiero que Fredd me vea o alguien más - comento preocupada.

- Ya no hay nadie.

- Vale.

Ella salió de la habitación, aproveche de tomar su vestido, tirarlo hacia la sala y cerré la puerta con seguro, apague la luz y me acosté a dormir. Lo siento Thalita pero ni el más grande despecho ligado con mucho alcohol podría hacer que volviese a caer en ti. Me quede tan rendido que ni escuche el escándalo que seguramente había armado luego de rechazarla de esa manera.

.............

3 días después de haber abandonado el clan, mi mente estaba concentrada en mis exámenes finales y el restaurante. Tenía que aprender a vivir ahora sin ella, que no me hiciera tanta falta hasta que decidiera volver a intentarlo. El miércoles por la noche, ya casi cerraba el restaurante cuando un último cliente entro.

- Hola - saludo tímidamente.

- Naomi ¿Qué haces aquí?- pregunte perplejo - Más bien ¿Cómo llegaste?

- Salí a tomar aire fresco y el lugar se me hizo familiar, luego te vi por la ventana y tome las fuerzas para entrar.

- ¿Las fuerzas?

- Si, necesito hablar contigo.

- ¿Conmigo? - dude.

- Si - susurro - ¿Puedes?

- Ahm... - lo pensé dos veces - Si claro, sentémonos - invite.

A quien quería engañar, obviamente quería oír lo que tenía que decir. Nos sentamos en una de las mesas y le ofrecí algo de tomar pero no quiso nada. Iba toda abrigada y con una boina por el frio terrible que estos tres últimos días había colapsado a Londres.

- ¿Cómo has estado? - pregunte.

- Pues como se puede estar al saber que perdiste la mitad de tu memoria - contesto con resignación - ¿Y tú?

Oh, ya lo sabía. Gracias a Dios no la cague con Thalita, porque vagamente aun guardaba la esperanza que ella pudiese sentir algo por mí al saber todo.

- He estado... tranquilo - definí - Entonces ya lo sabes - afirme.

- Si - musito sin hacer ningún gesto.

- Me alegra saberlo - espete - ¿Y que querías hablar?

Ella suspiro y su mirada pareció apagarse.

- Ni siquiera sé por dónde empezar, todo esto ha sido tan confuso y extraño - acato.

- Te oigo.

- Bueno - parecía nerviosa - No quiero ofenderte, pero cuando me entere que tu y yo éramos pareja fue ciertamente - pensó el termino - Extraño, pensé que era un chiste de mal gusto, pero luego casi me da un infarto y me costó creerlo hasta que tu papá me lo confirmo.

- Lo supuse - comente incomodo.

- Me resumieron el cómo tu y yo llegamos a... este punto - dijo con dudas.

- Esta relación - corregí.

- Si, eso - acato - Y ya tiene sentido el por qué estabas tan mal el día que hablamos en los columpios - suspiro - Era obvio que al recuperar la cordura no aceptaría salir con alguien menor a mí y menos contigo por... - su voz se fue apagando - Ser el hermano de Tony.

SantiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora