Capitulo 32

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- ¡¿Pero qué has hecho?! – pregunto el padre, saltando sobre Zacarías.

- Liberar esta nación – respondí con firmeza.

- ¡Acabas de matar a nuestro rey! – exclamo, confirmando su estado.

¡Lo había hecho!

- No, ese engendro fue el que realmente asesino a su rey, yo solo mate a un desquiciado – argumente.

- ¡Eres una más sedienta de poder! – dijo - ¡Arréstenla! – ordeno.

- ¡¿Pero cómo la vamos arrestar si ella es la esposa?! – pregunto uno de los guardias.

- ¡Ella no es su esposa, es una asesina! – refuto el padrino.

- No lo soy, pero como bien dice la ley propia de ustedes, modificada en el año 86 cuando Aoki Jhijarra asesino al rey Nohioko Kamizace, en el artículo 16, párrafo 5, aquel que asesine a la máxima autoridad con sus propia manos, será concedido como nuevo soberano – explique – Lo hizo Aoki, lo hizo Zacarías y ahora lo hice yo– me encogí de hombros – Así que no me pueden arrestar, porque ahora yo – vi hacia los clanes – Tengo todo el poder.

- ¡Es inconcebible! – exclamo el padre.

- Lo dice la ley, no yo – ratifique – Guardias, saquen a toda esta gente y liberen a los clanes – ordene.

Todos me miraron confundido.

- ¡Es una orden! – grite.

...

S

Todos estábamos paralizados.

- Lo mato – dije incrédulo por las imágenes que habíamos visto pero que se cortaron muy rápido.

- Al parecer lo hizo – dijo papá.

- Entonces eso quiere decir que ella revirtió el hechizo ¿No? – pregunto Tony anonadado.

- Debería ser así – respondió el brujo.

- Aun no podemos cantar victoria, no sabemos si de verdad lo mato o solo está mal herido – comento Ignacio – Javier, por favor intenta hacer contacto con alguien.

No sabía ni como sentirme pues, todo fue de un momento a otro y me costaba mucho creer que Naomi hubiese matado a alguien. Era un choque de emociones.

- George en la línea – anuncio Javi.

Ignacio rápidamente tomo la llamada y pregunto sobre la situación, sus respuestas eran únicamente Aja, Si, Ok. Colgó.

- ¡¿Qué dijo?! – pregunto apresuradamente Tony.

- Esta muerto – confirmo y sonrió.

Y después de un largo tiempo, al fin sentimos alivio y felicidad. Empezamos a gritar, aplaudir y nos abrazamos ¡La guerra había acabado! Mi corazón volvió a su ritmo habitual, sentía tanta alegría, paz, tranquilidad, todo parecía haber acabado.

- Lo logro – dijo Tony al abrazarme.

Fue reconfortante su abrazo, pues habíamos pasado todo este tiempo distanciados, pero nuevamente el mismo motivo que nos separó, nos unió.

- ¿Y ahora que viene? – pregunte.

- Tocan vacaciones colectivas – bromeo Ignacio.

- Creo que todos las merecemos – respondió Abih.

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SantiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora