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[SANTIAGO]
Desperté como todos los días, preocupado, extrañándola, añorándola y con cierto grado de depresión, porque no había podido hablar con ella, lo único que sabía siempre era que corría por su vida, tantos ataques y vidas perdidas. Toda esta situación no había sido fácil y ni siquiera habían logrado el 50% de la misión, para este tiempo se supone que ella ya estaría de regreso, aquí conmigo. Pero no era así, nuevamente se había ido sin una fecha de retorno y a pesar de estar todos los días, metido de cabeza en esa oficina, nada mejoraba el panorama. Cada notificación que recibíamos de ellos era peor que la otra. Baje a desayunar. Mamá me sirvió el desayuno, para la hora Tony y papá ya se habían marchado al clan.
- Hijo puedo preguntar qué pasa - abordo mamá - Últimamente te noto muy apagado ¿Tienes problemas en la universidad?
- No mamá.
- ¿Con alguna chica?
La mire y luego volví a mi desayuno.
- Es solo el cumulo de todos lo que tengo que entregar este semestre, me siento agotado físicamente.
- Y mentalmente - respondió - Puedo notarlo.
- Ya acabara con el fin del semestre.
- Eso espero, porque no me gusta verte así. Además, solo piensa que estas próximo a graduarte, todo lo veras complicado en la recta final, pero pasara, como todo - alentó.
- Eso espero - forje una sonrisa y me dedique a devorar mi plato de comida.
Luego de la universidad, pude ir al clan.
- ¿Noticias? - pregunte, sentándome en mi silla de costumbre.
- Lo últimos que supimos es que salieron a las 5:20 am hacia el último refugio. De resto no tenemos noticias - contesto Abih.
- ¿Y no se supone que ya deberían haber llegado?
- Quizas si, quizás no. Todo ha marchado tan lento que quizás, se desviaron del camino por protección.
- ¿Es de preocuparse? - pregunte como por 500 vez.
- Cualquier cosa es de preocuparse.
- ¿Ya intentaron comunicarse?
- Hemos llamado varias veces, pero dice no disponible - respondió Ignacio.
¡Otro día más de angustia!
- ¡Acaba de llegar un mensaje! - anuncio Agustino, uno de los asistentes de la sala.
- ¡Colócalo! - ordeno Ignacio.
- Es escrito... ¡Oh mierda! - dijo.
- ¿Qué sucede? - pregunto papá.
- El mensaje es del castillo real de Shanghái, anunciando la llegada de 115 personas pertenecientes a nuestro clan.
- ¡¿El castillo?! - exclame.
Todos habíamos quedado pálidos.
- ¡Maldita sea, los incautaron! - dijo Ignacio golpeando la mesa.
- ¡¿Qué más dice?! Coloca el mensaje, por favor - pidió Marcos.
En todos los monitores estaba el mensaje escrito y firmado por el castillo real, solo decía y cerraba con un ¡Sera un placer atenderles!
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Santiago
RomanceSer líder suena emocionante ¿Pero realmente lo es? La verdadera lucha apenas comienza y Naomi se verá enfrentada a las situaciones más crudas que su nuevo puesto le trae, batallando con quien la hizo caer en el clan y su propia lucha interna, pero ¿...