Capitulo 21

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¿Hace cuanto habían llegado? O más bien ¿Esto realmente había sido planeado? ¡Hasta Alan estaba detrás del vidrio! Y pensar que sentiría vergüenza, pero fue todo lo contrario, ira, rabia, mucha impotencia. Salí de la sala y le ordene a los guardias que se llevaran a Clementina. Mi mente estaba aturdida, empecé a caminar por el pasillo, solo deseaba salir de esta maldita sala. Me sentía en batalla con mis propios pensamientos y cuerpo, la sangre me hervía, podía sentir el calor en mis palmas. Oí mi nombre ser gritado desde atrás. Me detuve echa una furia.

- ¡Antonio Ricks, necesito estar sola! - exclame furiosa, con los ojos cerrados y dándole la espalda. 

- ¡Naomi espera! - dijo llegando a mí. 

Sentía que en cualquier momento botaría humo. Lo mire.

- Por favor, déjame sola - pedí seriamente. 

- Estas que botas fuego por los ojos - dijo preocupado. 

- No dudo de mi capacidad en este momento - mi palma empezaba arder - Por favor Tony, déjame sola. 

- ¿Segura que estas bien? - me tomo por los hombros y retiro sus manos con disgusto - ¡Maldita sea, estas ardiendo! 

Le pase por un lado y seguí mi camino. No estaba para nadie, me sentía tan aturdida, mis palmas estaban muy calientes y mis pensamientos eran confusos. Me detuve en medio de las escaleras, tenía repentinos destellos y puyazos en el cuello.Ccerré mis manos en puños, sentía que el fuego empezaría a brotar en cualquier momento. Tenía mucho calor, tanto que me pesaba el cuerpo, pero seguí subiendo hasta llegar al pasillo, no podía dejar de mover mi cabeza de un lado a otro ¿Seria magia negra? Vislumbre la puerta que decía piscina y empuje con mi cuerpo.

Entre, estaba vacía, oscura y con gran destello desde el fondo. Tome la manilla para pasarle el seguro pero de mi palma broto una pequeña bola de fuego y la evaporo. Estaba asustada ¿Qué diablos estaba pasando? Estaba perdiendo mi propio control. Corrí a la orilla, me arrodille y metí mis manos en el agua, por fin sentí un gran alivio, la temperatura me estaba bajando. Decidí desvestirme y quedar en ropa interior, era negra así que nada se traspasaría de la tela.

Fui hacia las escaleras y me metí lentamente, sintiendo cada vez más alivio. El agua estaba entre tibia y temperatura ambiente, así que para mi estaba perfecta. Me zambullí en el fondo, logrando bajar la temperatura de mis extremidades, dejando mi cuerpo perderse en el agua, nadando de un lado para otro, sin rumbo alguno, sintiéndome perdida dentro de un océano infinito. Volví a la superficie y era increíble la paz que sentía aquí. Sin embargo volví al fondo, me recosté, dejándome reposar, que mis pensamientos volvieran a orbita pero no podía pensar en algo concreto, solo sentir la calma aquí abajo, sin que nadie me molestara. Y aunque no lo quisiera admitir esto, después de las drogas era lo más relajante. Ni si quiera sentía que el aire de mis pulmones se acabaría, se que podía aguantar  2 minutos debajo pero me sentía tan diferente, que podía mantenerme como la propia sirena aquí abajo. Abrí los ojos y veía el techo con el efecto del agua, deje que mi cuerpo subiese y flotara, disfrutando del silencio. Esto podía ser un vicio, pero bueno y sano ¿Por qué no lo había intentado antes? Bueno antes no teníamos piscina sino un gran lago helado, en cambio aquí si me podía relajar cómodamente. Me sentía mucho mejor, así que acabe mi sesión, fui por una toalla, me seque, me vestí y volví a mi habitación. Luego de un reparador baño, me acosté a tomar la siesta ya que Alan estaba de vuelta, no tenía más compromisos con su grupo. Al despertar vi la hora y eran las 8 de la noche ¿Había dormido tanto así? Bueno, después de un buen chapuzón en la piscina era normal. Baje a cenar, pedi 4 fajitas de carne con bastante vegetales y dos jugos para llevar. Volví al cuartel de investigaciones, donde tenían reclusa a Clementina. Pedí entrar a su celda y solo me lo permitieron bajo custodia, por si ella intentaba hacerme algo. Al verme frente a los barrotes, se asusto.

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