Capitulo 14

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Al día siguiente había caído en cuenta de todo lo acontecido la noche pasada y nose que era peor, que Santiago le fuese pedido ser su novia a Vanessa o que yo nos haya convertido en pareja oficial a mí y a Eric.

- Buenos días Nao – saludo Eva, entrando a mi oficina – Te traje estas carpetas que llegaron para ti – indico.

- ¿De qué son? – pregunte, leyendo el periódico sobre mi escritorio.

- 2 de ellas son de los presupuestos que solicitaste, otra es una solicitud de donación y la otra dice que es confidencial.

- ¿Confidencial? – repetí extrañada.

- Aja – asintió.

- Vale, está bien – conteste – Déjalas ahí y ahora las reviso.

Ella se inclino y las dejo sobre mi escritorio.

- ¿Quieres café? – pregunto.

- Por favor – pedí.

- En un momento te lo traigo – dijo para luego retirarse de mi oficina.

Busque la carpeta y efectivamente había una que decía confidencial en mayúsculas y letras rojas. La abrí y la hoja estaba en blanco, pase la siguiente y tenía un escrito en letras rusticas.

"De la muerte volverán los que realmente merecían vivir, pero tú no"

- Nos vemos en el infierno, Guess.

Mi piel se erizo, de tan solo leerlo.

- ¿Naomi? – interrumpió una voz masculina, que me quito la concentración en ese espantoso mensaje.

- ¿Eric? – pregunte, cerrando de golpe la carpeta y metiéndole en una de mis gavetas.

- ¿Te interrumpí? – pregunto.

- Ah... ¿Cuándo entraste? No te oí – explique.

- Si, Eva no estaba en su puesto y me atreví a pasar sin anunciar ¿Te moleste?

- No, no... siéntate por favor – invite - ¿Qué sucede?

El tomo asiento y su aroma habitual de colonia invadió mi espacio. Me encantaba ese olor, olor a blueberry.

- Es lo que vengo a preguntar ¿Qué sucedió anoche?

Ouh... anoche, con la carpeta misteriosa lo había olvidado por un momento. Me acomode en la silla y me entro un poco de nervios.

- Lo que paso anoche fue solo un mal entendido – dije – Fue algo de momento – comente apenada – Te quería pedir disculpas por eso pero tenía la presión de mi prima, de Santiago... - explicaba.

- ¿Presión por qué? – interrumpió.

Su pregunta me inmuto por pocos segundos.

- Bueno... - suspire y me recosté sobre el espaldar de la silla – La verdad es que toda mi familia me tiene una guerra psicológica montada de que no tengo un prospecto de futuro marido... - mentí – Entonces discutía con ellos y luego apareciste con las flores y... - me recargue sobre el escritorio y tape mi cara con las palmas – Fue lo primero que se me ocurrió – confesé.

- Es decir que no es en serio...

- ¿Lo de ser una pareja? – lo mire.

- Aja.

SantiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora