A la mañana siguiente desperté con un fuerte dolor de cabeza y muchas ganas de vomitar, corrí al baño, sacando todo lo que había bebido anoche. Gruñí mentalmente porque odiaba las mañanas así, de resaca. Seguí vomitando y Alan apareció para sostenerme el cabello, mi estómago se calmó y logre pararme.
- Te buscare una pastilla – dijo saliendo del baño.
Me percate que este no era mi baño y que yo estaba en ropa interior, apenas me vi en el espejo. Lave mis dientes con el cepillo dental de Alan y volví a la habitación. Mi ropa estaba tirada a un lado de la cama ¡¿Qué rayos había hecho?!
- Alan qué sucedió anoche – pregunte con temor a oír la respuesta.
- ¿Arrepentida?- rio y me tendió una pastilla y un vaso de agua.
La tome y no salía de mi asombro.
- ¿En serio tu y yo...? – dije con pena.
- Bueno, tomando en cuenta que fuiste tú quien se ofreció... - decía.
- ¡¿Yo?! – tape mi boca con la palma por la sorpresa – Por Dios...
- ¿No te acuerdas, de verdad? – se colocó las manos en la cintura.
Negué. No recordaba nada, antes de salir de mi casa.
- Entonces puedo corroborar que lo hiciste por borracha y no porque querías, como comentaste ayer.
- ¡¿Yo dije eso?!
- Y muchas cosas más – rio.
- ¿Al menos, nos cuidamos? – el corazón se me acelero.
- Naomi – se acercó - ¿Qué clase de hombres crees que soy? Por supuesto que no pasó nada entre nosotros – dijo y yo sentí un gran alivio – Aunque me costó mucho resistirme a tus senos al aire, no me iba aprovechar de tu estado – explico – Se supone que en teoría, nuestra primera vez debemos estar ambos en el mismo estado, ebrios o sobrios, así ni uno se aprovecha del otro y nadie se arrepiente – sacudió la cama – Además no te iba a tocar mientras tu pensabas en otro, no soy un hombre de despechos.
- ¿Nuestra primera vez? – repetí confundida.
- Bueno mantengo las esperanzas que algún día suceda – admitió riendo.
- Oh por Dios – rodee los ojos y reí.
Tome mi ropa y me empecé a vestir.
- Gracias – exprese.
- ¿Por?
- Por todo –tome mis tacones – Por cuidarme, por no aprovecharte, por ayudarme, por absolutamente todo lo que hayas hecho ayer.
- De nada, aunque siento una profunda decepción de que no recuerdes el espectáculo que diste ayer – bromeo.
- Es mejor así – confesé apenada – Bueno, debo volver a mi habitación.
Retorne a mi cuarto, tome una refrescante ducha y baje a desayunar, tenía un hambre feroz y como no, sino comía desde ayer en la cena. Revise mi teléfono y tenía 10 llamadas perdidas de Vanessa y 2 de Tony, quien sorpresivamente me abordo en el cafetín.
- Buenos días preciosa – saludo.
- Antonio – respondí de manera cortante.
- ¿Alguien se despertó de mal humor? – nos sentamos.
- Ojala me fuese despertado de mal humor – dije - ¿Qué haces aquí?
- Pase a saludarte.
ESTÁS LEYENDO
Santiago
RomanceSer líder suena emocionante ¿Pero realmente lo es? La verdadera lucha apenas comienza y Naomi se verá enfrentada a las situaciones más crudas que su nuevo puesto le trae, batallando con quien la hizo caer en el clan y su propia lucha interna, pero ¿...