Yate

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Había amanecido y el cielo estaba más azul que nunca, el sol brillaba y pocas nubes se podían apreciar...
Me levanté temprano y decidí ir a preparar el desayuno. o bueno, lo poco que sé preparar.
Los chicos aún estaban en la cama así que fue de gran ventaja ya que no tendría a nadie encima de mi en la cocina y no se enterarían si llego a quemar algo

Decidí llevarle el desayuno a la cama al novio más hermoso de todos.

“¡Buenos días!” Dije mientras entraba a la habitación con el desayuno en las manos.

Liam se encontraba durmiendo como un bebé enrollado en las sábanas blancas cubriendo su desnudez.

–¡BUENOS DÍAS! –Volví a repetir dejando el plato a un lado y acariciando su cabello para que despertará.

–¿Que haces despierta? –Dijo apenas en un susurro

–Hasta que despiertas,  te preparé desayuno. –Contesté con una sonrisa

–¿Que hora es?  -Preguntó sentándose y frotando su cara con las manos

-Son las 9:30

-¿Me preparaste desayuno? -Preguntó sorprendido alzando una ceja al ver el plato a su lado.

–Sí, Lo acabo de preparar. –Sonreí

–Gracias. –Dijo dándome un pequeño abrazo

Liam se levantó y desayunamos juntos.

–¿Una pregunta?

–Dime

–¿Que haces vestida? anoche yo no te dejé así. –Dijo con picardía

–No podía levantarme e ir a cocinar desnuda.  –Contesté con una sonrisa

–Pero mientras estés en esta habitación  puedes estarlo

–Eres un pervertido Payno

–Ven aquí. –Dijo apartando el plato  y ayudándome a sentar encima de él aún en la cama

–Es injusto que yo no tenga ropa y tú sí –Volvió a decir 

–Entonces deberías considerar vestirte. –Dije

–No, a mi me gusta estar así y tú eres la que esta incomoda con esa ropa

–Este short es bastante cómodo

–Me gusta verte sin el. –Dijo esta vez quitándome la camisa que traía puesta dejando completamente mi pecho desnudo.

–Ves, así te ves mucho mejor. –Sonrió colocando sus manos en mi espalda

–Así hace menos calor –Respondí con picardía

–Y después dices que yo soy el pervertido. –Susurró dejando un pequeño beso en mi hombro derecho

–No existe amor sin perversidad

–Me encanta escuchar eso. –Volvió a susurrar dejando otro beso pero esta vez en mi cuello

–Pienso que en las relaciones debería de haber un tanto de los dos.

–Estoy de acuerdo con eso. –Murmuró besando mi mejilla y luego mis labios

–...O sea, porque si no hay perversidad de que sirve estar en...

–Rae, ¿podrías dejar de hablar y enfocarte en esto? –Me interrumpió Riendo

–Está bien,  Lo siento. –Dije besando sus labios

–Ven aquí, vamos a deshacernos de ese short tan incomodo. –Continuó diciendo mientras me recostaba en la cama colocándose encima de mi

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