Capítulo 4: Misterios

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Danielle me dio un recorrido por la casa y me contó los planes que tenía el museo para ésta. Luego, me dio a elegir entre tres habitaciones, pero me recomendó una en especial que yo elegí. Por el simple hecho de que es una de las más grandes y tiene una linda cama matrimonial. Sé que es mucho para una persona, pero siempre he dormido en una cama pequeña, cambiar no me vendría nada mal.

A pesar de tener una cama matrimonial, ésta no era la habitación de los padres. Era de uno de sus hijos, Charles. Su habitación es así porque estaba recién casado al momento de los asesinatos. Pero esa es una historia que decidí dejar para después.

—Entiendo que estás cansada. Puedes pasarte por la biblioteca cuando quieras y yo misma te contaré toda la historia —propone Danielle.

La habitación es hermosa. Tiene una ventana grande que da al frente de la casa, desde la cual puedo ver los árboles y el campo a lo lejos. Alrededor de la casa hay un gran terreno que se extiende primero de forma plana y luego se va transformando en un pequeño bosque. Una alfombra persa color roja con destellos dorados cubre todo el piso. La cama es de roble y sus sábanas de color azul rey siguen siendo hermosas a pesar de estar todas cubiertas de polvo. En el fondo hay una pequeña librería, sobre la cual además hay figuras de porcelana y en la pared detrás, un gran espejo en el que casi no puedes verte. Cerca de la ventana hay un escritorio también, supongo que aquel hombre solía escribir ahí. Pero cuando intento abrir los cajones, estos están cerrados con llave y no puedo ver lo que contienen.

A pesar de ser hermosa la habitación, me causa algo de nostalgia dormir aquí, vivir en esta mansión. Puedo imaginar a quienes vivieron aquí en su día a día, sin siquiera imaginar lo que pasaría después. Quisiera sentarme a hablar con ellos, conocer más de la historia de este lugar, pero lo único que tengo son las historias del pueblo y lo que la misma casa puede decirme a través de sus objetos.

Dejo mi mochila en la cama y cruzo el corredor hacia la habitación de los padres, la cual no hemos abierto aún. Entro y no hay mucha diferencia con la mía, sólo que esta es muchísimo más grande. Abro las ventanas con intención de permitir un poco de luz entrar en el lugar, pues las mismas están tan sucias que no permiten su entrada. Al principio me cuesta abrir la perilla, pero luego de forcejear un rato las ventanas ceden.

Iluminada y con aire fresco entrando, puedo detallar más el lugar. Los muebles siguen cubiertos con sábanas blancas. Me aterra pensar que estoy parada en la habitación donde tres de los asesinatos ocurrieron, pero al mismo tiempo se siente sorprendente de una forma u otra.

Los lugares nos cuentan muchas historias, han visto pasar personas por siglos, han visto cómo cambia el tiempo. Esta mansión ha permanecido cerrada durante mucho, oculta en las sombras tras grandes árboles, mientras las décadas pasan y el mundo se desarrolla de forma rápida. No puedo esperar explorar cada rincón de esta mansión. Escrudiñar cada otra de arte, cada cajón, cada libro. Doy vueltas por la habitación, pensativa, reflexionando sobre el tiempo y la historia. 

De un momento a otro observo hacia mis pies, no había puesto mucha atención en la alfombra. Ésta, a diferencia de la otra, no es roja, es toda en color dorado con trazos azules. Es simplemente hermosa, y no puedo dejar de observarla mientras detallo cada pequeña particularidad de la misma. La observo con tanta fijeza que no se me escapa ningún detalle.

Es por eso que al fijarme en ella con tanto detenimiento algo me sorprende. Me agacho a lo que he visto, sacudo un poco el polvo con mis manos e inmediatamente doy un pequeño grito y me llevo la mano a la boca cuando veo lo que se oculta bajo el polvo. Tengo el corazón acelerado, no esperaba encontrarme con algo como esto.

Aún hay pequeñas manchas de sangre sobre la alfombra.

Pequeñas en algunas partes, pero enormes charcos en otras. Sangre seca, vieja, que se ha ido tornando más café que rojiza, aunque aún conserva cierto tono carmesí que hace que mi corazón se suba a mi garganta.

Desde hace un sueño (En físico en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora