Desde hace un sueño (En físico en Amazon)

Charles | Capítulo 4

Laketown, 2016.

Necesito averiguar más de estas personas. ¿Por qué la mansión se abrió sólo cuando ellos llegaron? ¿Por qué he tenido tantas sensaciones extrañas últimamente? Pero sobre todo, ¿quién es ella y por qué aparecía en mis sueños desde antes de haber siquiera nacido? Cada día hay más preguntas y menos respuestas. Supuse que yendo a la mansión podría averiguarlo, pero en realidad lo empeoró. No sé nada de ella, ni de lo que sea que causa en mí. Hay cosas inexplicables que requieren de una solución pronta. ¿Podrá ella ayudarnos?

Pasaron más de cien años antes de que pudiera volver a poner un pie en mi hogar, y lo primero con lo que me encontré fue con una multitud de personas elegantemente vestidas ofreciendo dinero por las pertenencias de mi familia. De repente, mi hogar se convirtió en una especie de atracción en la cual sus tesoros fueron vendidos al mejor postor. Naturalmente la rabia me inundó como jamás lo había hecho. Esperaba volver a casa y encontrar una solución, pero en vez de ello sólo me encontré con rostros desconocidos llevándose lo que una vez fue nuestro.

No importan las cosas materiales, pero importa la memoria, la memoria de mi familia que estaba siendo arrancada de sus cimientos. Cada mueble, obra de arte y artefacto en esa casa tienen historias ocultas sobre sus antiguos y originales habitantes, historias que de igual forma morirían cuando nosotros muriéramos, no importa la manera. Pero hubo algo que me hizo sentir un poco egoísta por un instante. ¿Debería seguirme preocupando y molestando en exceso por un montón de objetos que alguna vez fueron parte de nuestras vidas, por intrusos en nuestro hogar? No. Sólo debo de aceptar que volver a mi hogar no fue mágico como yo lo esperaba, no me devolvió a encontrarme con mi familia, sólo me hizo sentir aún más solitario.

Y por el momento sólo es ella... a la única a la que puedo confiar mi historia y mis preocupaciones, pues con su llegada se abrieron las puertas de mi pasado. Quizá volver a casa no es la solución, sino quién entra en ella después de tantas décadas de desolación.

No ignoré mis instintos, me permití creer que todas las sensaciones extrañas que tuve el día de su llegada significan algo relevante. Es por ello que antes de esfumarme de la mansión tomé la pequeña llave de mi diario, bien oculta bajo una baldosa suelta del jardín trasero. Sólo así el pequeño libro que contenía mis sentimientos podía estar oculto de los ojos curiosos de mis familiares. La pequeña llave permaneció en mi bolsillo por varios días, hasta que finalmente decidí qué hacer con ella. Es así como la oculté en un libro hueco en la biblioteca en la cual trabaja Emma, de la cual ya noté su exceso de curiosidad, y es esa misma curiosidad la que la llevará a encontrarse conmigo, con mi historia, con la ayuda que he estado esperando durante tantos años de soledad y confusión.

Mi propia curiosidad juega conmigo también y la necesidad de entender por qué ella parece clave en mi vida se apodera de mí.

A un costado de la entrada a la biblioteca hay una bicicleta recostada contra la pared. Al entrar, una campana ubicada sobre la puerta suena por un leve segundo. Estoy casi seguro de que el lugar tiene su habitual olor a libros viejos y humedad, aunque conserva su belleza de siempre. La biblioteca solía ser un negocio de sombreros hasta que finalmente el negocio quebró el siglo pasado.

—Bienvenido —saluda una voz femenina, un tanto perdida.

Es ella. Siento un gran alivio al ver que ya ha encontrado la llave. La observa con curiosidad y detenimiento, sin prestar atención a quién acaba de entrar. Sus ojos permanecen sobre la llave y yo la observo sin poder evitar sonreír.

Podría decírselo todo de una vez: quién soy realmente, qué sucedió conmigo, lo que pasó el día que ella llegó a Laketown y por qué presiento que es importante que ella sepa de mí. Podría hacerlo, pero eso nunca sale bien. Las pocas veces que intenté hablarle a un vivo sobre mi verdadera identidad pasaban dos cosas: Se asustaban y corrían, o no me creían. Ella parece ser escéptica, sé que por más evidencias que le diera en este momento no me creería, y no podría culparla por ello.