Capítulo 7: La llave

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Después de la subasta me quedé con Win en el jardín trasero. Con un padre amante del arte, incluyendo allí la arquitectura, puedo decir con seguridad que esta parte del jardín es estilo francés. Es una bella noche y nunca había estado en este lugar. ¿Por qué? Es simplemente perfecto. Es tan grande que el terreno se pierde en el horizonte. También hay un par de fuentes, estatuas y muchísimos cultivos de diferentes tipos de flores, que lamentablemente están casi todas marchitas. No me logro explicar por qué; Laketown es un lugar lluvioso y aunque hayan pasado más de cien años sin cuidado, deberían haber sobrevivido. De igual forma el jardín está en proceso de reforma, volveremos a traer estas flores a la vida.

A mi derecha, a lo lejos, hay un bosque. Desde esta distancia no se ve tan hermoso como el resto del terreno; se ve más bien tétrico. A la izquierda, a unos cien metros, está el establo, y a su lado los restos de lo que parece haber sido la casa de los sirvientes. Hacia adelante sólo hay un campo plano, con uno que otro árbol en el camino. Quiero ver que hay más allá, y comienzo a imaginarme diferentes escenarios hermosos, rodeados de árboles y pasto.

Ver todo esto me hace pensar en cómo habrá sido la vida aquí hace ya tanto tiempo. Puedo imaginar caballos en el establo, las flores relucientes, fiestas de jardín. Puedo imaginar a quienes vivían aquí hacer su vida diaria. Una mansión que siempre estaba en movimiento dado su estatus social, de repente convertida a polvo.

No puedo negar que la mayoría del tiempo que he pasado aquí la he pasado pensando en aquel hombre misterioso. Ni siquiera sé su nombre. Es como si no fuera parte del pueblo y a la vez lo fuera todo. Extraño, ¿no?

Las orejas de Winter se mueven con el viento. Comienza a hacer frío. Aun así me gustaría mucho caminar más allá, hacia el horizonte, ver qué hay. Estar alejada de la ciudad me ha hecho apreciar los pequeños detalles: Los atardeceres, los amaneceres, las hojas cuando son movidas por el viento; las aves y su canto. Incluso me ha hecho apreciar más a este peludo sentado a mi lado. Desde que llegamos parece decirme con la mirada muchas cosas, pero simplemente no sé descifrar qué.

Volteo hacia la mansión. En el segundo piso puedo ver la luz del televisor salir por la ventana de la habitación de papá.

Luego miro a la ventana que hay en la esquina, la más grande. Es la habitación principal. Está oscura, más que las demás. Por alguna razón siento escalofríos al mirar hacia allá, pero no soy capaz de retirar la mirada.

De repente Winter se levanta, mira hacia el mismo lugar y comienza a gruñir. Sus actitudes comienzan a asustarme. Los pelos de su espalda se erizan. El viento sopla de nuevo, cada vez más fuerte.

Siento un escalofrío cuando devuelvo mi mirada de Winter, hacia la ventana. La cortina acaba de moverse. Como si alguien estuviese asomado y se hubiera ido. Trago saliva, comienzo a temblar y a sentir la sensación de miedo crecer en mi interior. Él continúa gruñendo y, de un momento a otro, corre hacia la mansión.

Siento adrenalina combinada con miedo correr por mis venas. Mis pies se mueven detrás de Win. Lo sigo tan rápido como puedo, pero él sube a una velocidad increíble.

Cuando llego al corredor, jadeante, ahí está Winter de pie mirando hacia la habitación principal. No puedo ver nada con claridad al interior de la habitación, pero la puerta está entreabierta. Esa puerta nunca la dejamos abierta.

Siento las rodillas temblar.

Win camina sigiloso. Siento miedo de que entre, no quiero que le pase nada. Le digo algunas palabras tratando de hacerle venir hacia mí, para que vayamos con papá, pero él no me hace caso. Sólo ha tenido esas actitudes desde que nos mudamos a este lugar; Winter jamás había actuado de esta forma. 

Desde hace un sueño (En físico en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora