Capítulo 14: Extrañas Coincidencias

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Me siento con las piernas cruzadas sobre la cama, pues es la única forma en la que puedo leer sin lastimar mi espalda. Suspiro, mientras toco con suavidad el cuero del diario. Me pregunto qué quiere C de este diario, por qué necesita que lo lea con tanto afán. Pero es algo que definitivamente le preguntaré cuando lo vuelva a ver.

Lo abro, buscando la página en la que me he quedado. Con un último vistazo a mi mano vendada, me dispongo a leer.

''Octubre 3, 1887.

Hola, amigo mío.

¿Recuerdas que te he contado que caí del caballo, y papá me golpeó? Déjame decirte que mi odio por él creció aun más, sobre todo porque mamá ha llegado preocupada y él le ha dicho que a ella no le importa lo que ha pasado, y la ha hecho volver por donde vino. Antes de irse, me observó fijamente a los ojos, con la preocupación desbordando de ella. Le he dedicado una sonrisa, haciéndole saber que todo está bien. Después de todo, estoy acostumbrado a este tipo de dolores.

Ella se fue, y papá se quedó ahí, tan recto como una tabla. Me miraba con ojos furiosos. ''Tu comportamiento ha sobrepasado los límites, Charles'' dijo él, después de un breve silencio. ''Es hora de ponerte en tu lugar''.

Yo lo observé con el ceño fruncido, mientras daba la vuelta y entraba a la biblioteca. No sabía qué significaba esa amenaza, pero sin duda me asustaba.

August ha venido a verme a mi habitación hace unos minutos, en la que he estado encerrado negándome a que la criada me cure las heridas. Él me observaba, divertido, y me ha dicho que sabe de qué va la amenaza de papá y, además, que es algo que beneficiará a la familia. No me ha querido decir qué es, pues, según él, es mejor que me entere por cuenta propia.

Se fue tan rápido como vino, dejándome solo con mis pensamientos. Traté como pude de no penar en eso, papá siempre me amenaza y la mayoría de las veces no cumple con su promesa. Me dispuse a mirar por la ventana, tratando de encontrar algo de tranquilidad.

No sé si te lo he contado ya, amigo, pero me encanta pararme frente a la ventana y observar con detenimiento el campo que se extiende ante mí. Siempre observo las montañas a lo lejos, y me encantaría descubrir qué se esconde detrás de ellas. Me sucede lo mismo cuando voy a la playa y miro el horizonte. Ver el paisaje me hace olvidar de mis tristezas, ¿sabes?

Encontré hace unos días, en la biblioteca de papá, un antiguo libro sobre los monjes budistas, escrito por un aventurero inglés. En él, relata cómo fue su viaje al Himalaya, y dice que estos monjes viven de la espiritualidad. Tienen una capacidad especial para meditar, y con ella cultivan su mente y obtienen sabiduría. También, logran contrarrestar los malos sentimientos que crecen en su interior.

Me he quedado asombrado con lo que él relata, y quisiera poder ser él, ser libre y viajar a donde quiera viajar. Pero una extraña fascinación por la meditación ha surgido en mí, y me he propuesto visitar el Himalaya algún día para poder aprender de ellos. Quiero obtener tranquilidad y sabiduría, alejar de mí los malos sentimientos. ¿Crees que algún día pueda hacerlo, amigo mío? Ya he comenzado a planearlo y espero que nada logre frustrar mis planes.

Es gracioso, amigo, recuerdo que cuando era pequeño soñaba con crecer y ser un caballero, ¡como los de la Edad Media! Pero creo que ahora eso ha cambiado, quiero ser un aventurero, un explorador.

Charles Pemberton.''

Cuando termino de leer me doy cuenta de dos cosas. La primera: Tengo el ceño tan fruncido que me comienza a doler. La segunda: Hay una extraña coincidencia entre estas palabras.

Desde hace un sueño (En físico en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora