"Un beso inexplicable"
Contenido explícito.
Beacon Hills. Estado de California. Estados Unidos.
Septiembre 21, 2019
—¡Por cada vez que lo golpeaste! —el puño de Scott se estrellaba el pecho de Derek, con tal fuerza que literalmente se podía oír como sus huesos crujían por el impacto.
La sangre del mayor salía a borbotones de su nariz y boca, se suponía que por estar más ejercitados debía de ser mucho más fuerte pero no, con los mismos veintiocho años encima se cansaba bastante rápido y el latino se aprovechaba de eso. Intencionalmente.
Nunca imaginó que algo en su vida de lobo que lleva le doliese así de fuerte. Cada puño, patada y lanzada al suelo o pared le afectaba de una manera increíble además de que ya no podría curarse tan rápido.
Sentía morir en el suelo, buscaba ayuda alguna, un objeto o una debilidad, pero sólo encontraba miradas de terror por parte de los presentes. Inútilmente estiró su mano por ayuda, también el sentía demasiado terror por no salir vivo de allí.
Ahora sí que se había arrepentido de todo lo que había hecho.
Le dolía el pecho y la conciencia, quería parar tal paliza que le estaban dando, increíblemente había empezado a llorar, él no quería eso, pero lo merecía.
Entonces encontró la mirada del castaño, quien no tenía expresión alguna en su rostro, mantuvieron contacto de una forma tan intensa que Stiles vio como los ojos de Derek se oscurecían hasta el punto de tener ese color whisky que brillaban de forma persistente, luego sintió como los suyos propios ardían un poco, ya que también se estaban aclarando hasta tener el verde diamante.
Poco a poco el menor sintió un dolor en su pecho y su cabeza, se tambaleó un poco pero siguió mirando a Derek, ya había sido suficiente.
—Scott —el aludido de ojos rojos giró su rostro—, ya para. No vale la pena. —el latino relajó sus facciones y se levantó del suelo, miró a su alrededor fijándose que ninguno de ellos se atrevía a decir algo, sólo lo miraban sorprendidos y aterrados.
Scott se miró las manos llenas de sangre, atónito de lo que había hecho, permitió que su parte lobuna tomase el completo control de su cuerpo y mente, cegándolo a toda parte racional, obligándolo a arremeter contra Derek.
Al menos agradecía que Stiles sea una buena razón para ponerse así.
Pero obviamente se sentía mal.
Muy mal.
Miró entre los presentes pero no vio al muchacho ojiazul por ningún lado, no podía estar pasándole: —¿En dónde está Liam? —preguntó preocupado.
—Él... se fue cuando dejaste de hablar con Stiles, se asustó con tu rugido. —respondió Isaac, mirando a Derek en el suelo, se acercó para tratar de quitarle los dolores. Nadie mencionó algo al respecto.
—Me tengo que ir. —dijo Scott tratando de lucir calmado, lo cuál era imposible entonces salió corriendo del lugar. Los demás optaron por caminar, incluido Isaac.
El último en salir fue Stiles quien después de fijarse que los demás tuvieran distancia, ajustó la puerta y se acercó al mayor, agachándose a su lado.
—Stiles... —Derek susurró, el mencionado levantó su pálida mano y acarició suavemente la maltratada cara del pelinegro.
—Espero que estés arrepentido de lo que hiciste. —dijo el menor, en un tono de compasión cómo un padre cuando le aconsejaba a su hijo después de que éste había cometido un error, sin malas intenciones ni rencor, sonrió un poco.