"Soy la nueva versión."
París, Francia.
Septiembre 1, 2019
Los últimos tres años los podría describir como "variables" debido a que habían sucedido muchas cosas en su vida, y no precisamente alegres.
Bien, por fin se había graduado de la preparatoria e incluso fue al viaje que había organizado la escuela por los graduados, sería lo único bueno que le había sucedido.
La autoridad de Derek llegaba hasta tal punto de sacarlo de la manada que se suponía que debería de ser de Scott, pero hasta el sol de hoy sigue sin entender porqué un alfa convertido —que ahora es un tonto beta—, tiene más poder que uno verdadero, o bueno al menos en esa manada cree él.
Stiles estaba tan orgulloso de sí mismo, que aceptó el dejar de ser el "humano estorbo e inútil" —palabras de Derek— e irse.
No pasaron ni dos días y ya estaba en un avión encaminado a París para entrenarse como cazador, debido a una propuesta que le había hecho Argent en el sepulcro de su hija. Aceptó sin pensárselo mucho, quería probarle a ese maldito de Derek, que él a pesar de ser humano, podría ser grandes hazañas.
Los primeros meses dentro de La Central fueron algo duros, debido a que estaba mejorando su condición física y aprendiendo a usar las armas con sus tácticas adecuadas para defenderse. A veces salía bastante golpeado por sus compañeros y tutores porque era demasiado torpe para contraatacar, entonces consideró salirse pero Chris no lo dejó y le impulsó a seguir.
Al enviarlo en su primera misión estaba con el corazón en la garganta porque se había puesto en una zona de comodidad para sólo entrenamiento, enfrentándose a gente que no podían acabar con su vida. Así que sus nervios estaban por las nubes.
Estaba casi tan nervioso como la vez qué Theo casi asesina a su padre, se le habían puesto los vellos de punta al igual que sentía una impotencia increíble porque no sabía defenderse. En ese momento, ahora las cosas habían cambiado.
Un estruendo se escuchó en su escondite, alarmándolo, así se armó de valor que nunca supo de donde lo sacó y salió de donde estaba.
La típica tétrica escena, un edificio de oficinas abandonado con la pequeña luz alumbrando un pasillo oscuro, la gente a veces podría ser tan predecible.
Habían sido enviados él y Argent para aquella misión, una manada de alfas. Algo extraño si se preguntan, porque un alfa no puede dejar de ser competitivo o inconforme, así que Stiles no entiende cómo hacen para vivir entre sí.
Caminó lentamente hasta sentir al mayor alcanzarlo y seguirle ritmo, no fue hasta que un mínimo ruido se escuchó por uno de sus costados y Stiles disparó sin pensarlo, acabando con uno de ellos. Argent lo miró alertado.
—¡Mira dónde disparas, Stiles! —susurró el mayor bastante alto, siguieron caminando hasta llegar a la puerta del fondo, la cual se dividía en dos pasillos más angostos. No tuvo que mirar a Stiles dos veces antes de separarse.
—Bueno, ya no hay vuelta atrás... —se dijo a sí mismo en busca de apoyo, dejando de lado los nervios.
Según sus conocimientos previos, no podían haber más de cinco alfas en manadas de tan alto calibre, entonces quedaban cuatro de ellos.
No pasaron dos minutos cuando dos hombres llegaron corriendo hacia él desde el final del pasillo como un mal juego de terror, reaccionó ágilmente y disparó en la cabeza al que estaba más cerca suyo.
Un momento después, Stiles creyó que todo era posible.
Recargó la escopeta levantándose de su escondite, a paso seguro de donde se encontraba el otro esperando a sorprenderlo, pero no sabían contra quién se estaba enfrentando. No cayó en cuenta hasta cuando ya le estaba volando la cabeza por detrás, definitivamente si que eran todos imbéciles.
Iban dos menos. Faltaban el líder y su mano derecha, que por obvias razones; ya estaban alejándose de los otros cuerpos que iba dejando en su camino. Sonrió con malicia, activando una granada de humo, a través de ella dando disparos al azar.
—Fue buena idea conducirnos hasta la azotea de un edificio de quince pisos. —sintió una mano en su hombro, escuchando la recarga de la preciada calibre treinta y nueve de Chris, al lado suyo. Ya los tenía.
Se prepara para salir otra vez, pero uno de los metamorfos sale antes que él, quedando ambos con la boca abierta.
—¿Peter? ¿En serio?
—¡¿Stiles?! ¡¿Qué demonios estás haciendo tu aquí?! —el mayor no pudo ocultar su sorpresa.
—Estoy jugando a la caza, imbécil.
—Así que ahora eres cazador, vaya vaya. ¿Y tu manada? —Peter sonríe con su típico cinismo, mientras deja que el otro Alfa, uno sin importancia, quedara a su lado.
—Nunca tuve una. Sólo era un estorbo. —su mente y su cuerpo se llenan de odio, no podía evitar sentirse así por un traidor que sea pariente de Derek, le recordaba tanto al pelinegro y que Peter se estuviera burlando de él tampoco ayudaba.
—Pues me parece muy bien, no serví... ¡Ah! —Peter detuvo su charla cuando el dolor lo atravesó.
Se sorprendió cuando disparó más rápido de lo que el Hombre Lobo pudo moverse, recibiendo el impacto en su rodilla, quedándose sólo enfrente del menor que tenía una media sonrisa plantada en la cara, como si aquella situación le causara gracia.
Los quejidos de Peter no demoraron, podría ser hasta el alfa, pero la desventaja de tener más de 40 años le retrasaba el proceso de curación. Sus ojos brillaron en rojo, sacando sus garras y dientes a flote, le dolió como el demonio cuando por inestabilidad cayó sobre sus rodillas, ya regresando a su estado humano habló.
—Po-por favor Stiles, tú no eres así. Tú no eres como ellos —Peter empezó a llorar de la desesperación y el miedo, hace tres años había logrado escapar de uno de los lugares más difíciles que atravesó en su vida. Se sentía bien, renovado y por fin como lo deseaba, teniendo el poder del Ser Alfa, dejó atrás a todos esos niñatos con mente lo suficientemente desarrollada en la criminalística que podrían montar su CSI si lo deseaban.
Pero tenía miedo, de que su vida acabara allí, a manos de quien menos pensaba que podía hacerle algún daño a alguien, y vaya que se equivocaba. No habían más escapatorias que usar el viejo y muy desgastado truco cuando se trataba de Stiles.
Peter miró con desespero a Chris.
—No lo hagas por mi, hazlo por Derek. No soportaría perder a su tío, el hermano de su madre, el penúltimo Hale que queda en Beacon. —No sabía si era por el hecho de lo bajo y desesperado que estaba Peter como para usar a su sobrino de excusa o era el hecho de solamente recordarle aquel enamoramiento adolescente platónico que tuvo por el Lobo Amargado, lo que le hicieron disparar hacia el abdomen del mayor quien gritó de dolor.
—¡Tu no eres Stiles! —los sollozos de Peter le daban golpes a su conciencia, pero decidió tragarse todo eso, ya no quería nada en su camino que le recordara a su vida en Beacon.
Peter miró suplicante a Argent, éste negó con la cabeza y se hizo detrás de Stiles, le dio una sonrisa lastimera.
Entonces, siendo la enésima vez que sonrió, torciendo la cabeza hacia la izquierda y bufando para luego quedarse serio y decir:
—Tienes razón... —apuntó la boca de la escopeta a la frente de Peter—. Soy la nueva versión.
Y todo pareció hacerse en silencio sólo para dejar escuchar el único disparo.
Peter, estaba fuera.