IV

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"Es Kate Argent."

París, Francia.

Septiembre 10, 2019

El rumor de que alguien estaba manejando varias manadas de alfas recién convertidos por toda la ciudad de París se había confirmado. Y que Peter con su manada fueron parte de ello.

Lo que también sabía que la mente detrás de todo esto era una mujer, y estaba buscando controlar la ciudad reclutando a jóvenes para hacerlos betas y por último, realizar una especie de combate mortal para ver quién quedaba como alfa. Si el beta fracasaba, lo mataban de igual forma.

Oh, y Stiles no iba a permitir eso.

Los iba a eliminar de la ciudad entera, o eso deseaba.

Siendo sincero nunca se cuestionó su repentino odio a los seres sobrenaturales, tal vez fue en aquel momento hace tres años que se había cansado de ellos pero, se le pasó al rato porque, era inevitable poder odiar a sus amigos.

Además de que, Derek es un estúpido muy mal mentiroso.

Já, por favor. Stiles sabía lo que es la mentira, podría considerarse un experto, el simple hecho de nunca mirarlo a los ojos apenas hablaba lo había delatado porque, Derek siempre lo miraba a los ojos cada vez que le hablaba o se fijaba en él.

Volviendo a la realidad, ya había entrado a la ubicación que Chris le había comunicado donde posiblemente esté una manada la cuál era, un hospital abandonado, qué típico.

Algo muy característico de él, jamás le gustó llegar y pasar desapercibido a cualquier lugar.

Sacó de su cinturón una granada y la activó para lanzarla a uno de los ascensores de la primer planta, uno por uno irían bajando.

Tal como había pensado, dos de ellos habían bajado a investigar. El castaño no estaba seguro de cuantos eran pero por sus conocimientos no podían haber más de cinco dentro de una manada.

—Lo juro que pude escuchar una detonación para ir aquí, sigamos buscando. —agradecia a la vida por estar calmado y que sus latidos no se aceleraran.

—Daniel, estás paranoico. No ha pasado algo por aquí y si ese fuera el caso, ya lo habríamos escuchado todos incluso Ariel. —habló alguien con la voz más gruesa y raspa que el anterior.

—Max, tengo miedo. —Dan, habló mientras su voz se quebraba en un llanto silencioso. Stiles decidió asomarse y pudo ver que los dos alfas estaban abrazados—. Yo no quería ni quiero esto. Estoy muy joven para estas cosas.

—Dan, cariño. Apenas esto termine, nos podremos ir juntos... —hubo un silencio—, eso si, debo esconderte porque luego me fichan de pedófilo. —ambos rieron suavemente—. Más bien, calmate y ven a darme un beso, lo estuve deseando toda la semana pero el imbécil de tu compañero no te quería soltar.

No escucho más palabras entonces salió, con su característica sonrisa maliciosa.

—Pero ¿qué tenemos aquí? —los dos alphas se separaron cuando escucharon hablar a un tercero—. No sabía que los amoríos en la misma manada estaba permitido. —tomó su arco y flecha para disparar contra una de las rodillas del más alto, el que parecía ser Max.

—¡No lo toques! —rugió adolorido mientras sus ojos cambiaban de color, en sus manos ya habían garras y sus dientes ya habían salido. De forma sobreprotectora puso a Dan detrás suyo.

Estaba siendo injusto, sí, lo sabia. Sólo quería acabar con ellos dos porque le causaban envidia, la forma en la que se hablaban y la forma en la que se miraban. Él quería todo eso.

Lo quería junto a Derek.

Sin importar el llanto del menor, tiró otra flecha hacia el pecho de Max y su pareja gritó al ver como caía al suelo.

—¡Maxie! Quedate conmigo, por favor. Tu puedes curarte, dejame te ayudo. —Stiles empezó a caminar hasta llegar detrás de Dan, cuando éste se dio cuenta, giró poco, dejando ver que ya estaba transformado, quería darle la cara pero estaba temeroso de hacerlo como quien no quiere la cosa.

Y Stiles sintió compasión.

—Por favor, dejalo. Te lo ruego, es lo único que me queda. —el menor lloraba con fuerza estando abrazado a su novio. El castaño, bajó su arco y suspiró.

—Vayanse, los dos. Ahora. —el menor le miró ilusionado—. Corran y no miren para atrás, vete con él y escondanse. Eso si, una acción de alerta a los demás de tu manada y los mato, a ambos. ¿De acuerdo? —Dan asintió—. Los estaré contactando.

Stiles siguió al ascensor, seleccionando el último nivel, la doceava planta. Hubo un momento en el trayecto en el que se sintió la peor persona por descargar sus estúpidos sentimientos en personas que estaban allí en contra de su voluntad, algunos, claramente.

Pero estaba cegado, cegado por la oscuridad alrededor de su alma que no lo dejaba razonar con las emociones, sólo se dejaba llevar por la rabia contenida en contra de alguien quien ni siquiera estaría preocupándose por él.

Vaya imbécil.

Cuando llegó, al abrir la puerta fue recibido con el lanzamiento de una camilla que lo dejo fuera de juego un momento, se compuso dispuesto a quitarse el obstáculo pero cuando miro hacia abajo, una de las barandas se le había enterrado en el abdomen.

«Hijo de perra» —pensó, el dolor se estaba empezando a asomar pero no había tiempo para eso. Aquel alfa se había quedado allí para ver su sufrimiento, pero tanta fue su sorpresa al momento en que Stiles salió del ascensor, sacando la vara metálica de su cuerpo, tirando todo al suelo.

—¿Crees que puedes matarme? Vaya imbécil. ¡Nadie puede matarme! —dijo mientras caminaba hacia su adversario, se acercó lo suficiente para que antes de que éste empezara a correr, el menor le había lanzado un hacha que tenía en su espalda, justo a la cabeza.

Retiró el hacha de la cabeza y siguió caminando, si alguien lo viese ahora diría que está realmente psicópata por la forma en la que tenía la cara.

Sólo quedaba el lider, la verdad no entendía porque siempre los más fuertes son los que siempre se escondian, pero eso no iba a ser problema.

Caminó por el resto del pasillo, mirando hacia las habitaciones con todas las puertas abiertas, excepto una. Entro corriendo y sin saber, derribó a su adversario quien estaba detrás de la puerta, se subió encima de él, dejando caer su puño sobre la cara del hombre lobo. Se detuvo un momento.

—Vamos a hacer esto del modo fácil o del difícil. —habló mientras tomaba esposas hechas de las cadenas que usaba tiempo atrás, le ató manos, pies y el cuello, luego se acercó a buscar algo dentro de su portarmas—. ¿Quien es tu jefe?

—No te diré nada, hijo de perra. —el hombre lobo alcanzó a escupirle en la cara, él se limpió como si de alguna mierda se tratase.

—Lo quieres difícil, ¿eh? —unos anillos de hierro se deslizaron por sus dedos, al momento siguiente, Stiles le había quebrado la nariz causando un aullido del hombre lobo—. ¿Dime quién es tu jefe? —siguió con los golpes hasta que la cara del sobrenatural estaba deformada. El menor acercó su oído, tratando de escuchar un susurro.

—E-es... Kate Argent. —el hombre lobo suspiró rendido, con el llanto a flor de piel, no quería morir y sobretodo por aquella manera tan desastrosa.

Lastimosamente, Stiles no era un hada madrina.

—¿Ves que no fue tan difícil? —tomó su hacha entre las dos manos, la levantó y dejo caer en el cuello del lobuno. Cortándole la cabeza.

«Con que... Kate Argent, ¿eh?»

***

United |Sterek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora