Capítulo 2

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-¿Cuál fue su primera reacción al percibir el parto adelantarse?

-Me asusté, mucho a decir verdad- sonreí al igual que ella- Creo que dolieron más las contracciones que el hecho de tener dos bebés, como todos sabrán soy primeriza por lo que cuando dijeron las contracciones duelen, lo primero que se me vino a la mente es bueno, compararlo con algún dolor.

>>Busqué en internet información, es más, cuando me dieron las contracciones yo estaba leyendo concejos para seguir durante el parto... cuando reaccioné había roto fuente, juro que casi me dio un infarto del miedo de que mis bebés fueran a salir por allí en medio de un auto, a eso sumado el dolor del momento y el chofer que se estaba desesperando sin saber qué hacer.

>>Todo se basó en susto, dolor, miedo, pánico, más dolor y felicidad, mucha felicidad, en ese orden.

-Eso es algo bonito ¿Se podría tener la primicia del nombre de las bellezas?

-Britthanny, B, R, I, T, T, H, A, N, N, Y- deletreé- nació primera, y dos minutos después, Betthannia, que se escribe B, E, T, T, H, A, N, N, I, A, esa última no lloró, algo que al inicio me asustó más que nada porque aún oía el llanto de mi primera bebé, pero solo fue su momento de rebeldía, cuando Richard la provocó ella lloró realmente fuere, aún más que su hermanita- reímos- Ellas son realmente hermosas y no lo digo porque sean iguales a mí, eso también les suma- dije divertida- lamentablemente, no van a poder obtener fotos de ellas hasta que Aiden venga por lo que deberán imaginárselas con sus ojos azules grisáceos, sus carnosos labios, finas narices y sus cabelleras que son unas mezclas de colores que al parecer quieren ser más naranja que caoba.

-¿Sientes algún tipo de presión al no tener familia o alguien que te guíe en este trabajo de madre?

-Creo que siento algo de presión, pero debido a que son dos y temo no darles la atención que quieren cada una, pero para eso está mi familia, mi hermana Ruth, mi hermano...- sentí un nudo en la garganta- Kyle y mi padrino, que es el doctor que me atendió y estuvo a cargo de mi parto, Richard Cassabreny, ellos lo hacen todo más fácil.

-Vamos a tomarnos unos minutos- dijo con una sonrisa, asentí confundida, pero en sus ojos puestos a mi espalda pude ver que no estábamos solas, me giré encontrándome con la madre de Aiden quien estaba seria.

La joven salió de la cocina dejándonos solas. Me levanté para lavar las tazas que usamos. Luego volteé quedando con los tobillos cruzados y mis manos y cadera recostados en la mesada de mármol.

-¿Ellas son siquiera mis nietas?

Al comienzo no entendí la pregunta, pero en cuanto lo hice mi ceño se frunció a más no poder. Al no obtener respuesta de mi parte sus ojos encuentran los míos.

-Quiero que se vaya de la casa ahora- pedí decentemente entre dientes, sin dejar de verla, su mirada cambió por una de asco.

-Yo no he muerto aún, esta casa mi hijo la puso a mi nombre y será de él cuando yo muera por lo que antes de echarme de mi propia casa deberías fijarte... y a mí te fijas como me hablas, eres una maleducada y malagradecida.

-No voy a permitir que juzgue como me criaron y si no se va usted lo haré yo- advertí firme sin dar el brazo a torcer, ella se cruzó de brazos.

-No me iré de mi casa.-Asentí pasando por su lado para dirigirme a mi habitación- y ya que estas llévate a las bastardas contigo.

Sin darle tiempo a reaccionar me volteé estampando mi mano en su mejilla izquierda, volteó su rostro debido a la fuerza que ejercí en el impacto. Mi mano arde y no dudo que su rostro también, ella tiene mi mano marcada.

El Baile de mi PerdicionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora