Llegamos a la academia y él se quedó recostado por su auto fumando un cigarrillo mientras yo me adentraba en ese lugar que tanto extrañaba. Me quité mi calzado y dejé mi bolso a un lado, no sin antes sacar de este mi mp3.
Coloqué en aleatorio todas las canciones. Deslicé mis pies, envueltos en medias por el suelo reconociendo la superficie, pero me terminó resultando más resbaladiza de lo normal por lo que me quité las calcetas dejándolas a un lado para deslizar mis pies, alejándome del gran candelabro para no chocar con él.
Mi cuerpo cobró vida con la melodía que sonaba que pronto se convirtió en un hip hop... me detuve al sentir algo adoloridos y tensos a mis músculos en todo el cuerpo. Decidí estirar un poco y dar vueltas lentas a la espera de una nueva canción. Alguna extraña canción, que no reconocí comenzó a sonar, inundando mi espacio auditivo. Me detuve en seco dejándola sonar para reconocerla pero no pude. De igual forma la dejé reproducir y a mi cuerpo hacer movimientos desganados. En cierto momento, cuando la cantante, aún anónima toma fuerza con la voz, mis brazos son los primeros en reaccionar y moverse con más energía.
Artistas y más artistas.
Melodías bonitas y otras no tanto, algunas conocidas y otras desconocidas.
Voces desganadas y otras con exceso de energía.
¿Desde cuándo no me conformo con lo que tengo? Desde que Aiden me enseñó lo que es la vida perfecta... ahora solo es vida, la felicidad está allí, pero no es esa felicidad efusiva, ahora es solo una felicidad colérica y ajustada. ¿Felicidad ajustada? Si, es la alegría y "conformidad" con la realidad que tengo.
Mentiría si dijera que no soy feliz... pero en este momento mientras sonrío las lágrimas quieren salir. Es una lucha interna, quiero a mi bailarín de nuevo.
Instintivamente levanto la mirada esperando, quizá, encontrarlo pero todo es vacío.
Pero es entonces cuando me percato de un detalle. La claridad que comienza a notarse en uno de los ventanales. Suspiro decidida y cansada al mismo tiempo.
Junto mis pertenencias para luego voltear encontrándome con la mirada de Ryan ¿Qué hace él aquí? Me acerco y lo abrazo, emocionada por su notable mejoría física. Él ya no se ve agotado, las ojeras son menos prominentes y su cuerpo, por primera vez en mucho tiempo, está relajado.
-Están buscándote- murmuró envolviéndome en un abrazo- dicen que dejaste cuatro biberones hechos, hiciste su bolso y te metiste en un auto negro polarizado, Aiden está asustado.
Asentí antes de besar su mejilla y despedirme de él, pidiéndole que fuera a casa luego. Me adentré en el vehículo antes descripto, para dejar a mi viejo, y no lo digo por su edad, amigo.
Al llegar me encontré con los de seguridad en la entrada. El de la entrada señaló el vehículo apenas acababa de frenar y vi horrorizada como dos de los hombres se metían frente al mismo para que no avanzara. Me abrieron la puerta, mejor dicho intentaron, de ambos lados, pero aún tenían seguro. Él quitó el de mi lado y abrí cerrando la puerta tras de mí.
-Muévanse- advertí a los hombres delante del auto- si no se mueven...
Me vi interrumpida por dos golpes provenientes del interior el vehículo, acerqué mi rostro. Oí su débil "retrocede". Y eso fue todo, di unos pasos atrás y él salió en reversa. Ellos no se lo impidieron ni hicieron nada, pero a pesar de los anteojos divisé que sus miradas no estaban en mí, sino en la entrada, donde Aiden tenía en su espalda a la dulce Brihanna.
Me acerqué a mi hermoso prometido para besarlo, pero él se gira en dirección a Brihanna, dejándome con mis labios en su mejilla.
-¿Dónde estabas? ¿Con quién? ¡¿Qué mierda pensabas cuando dejaste dos biberones y te fuiste?! ¿Sabes lo preocup...?
ESTÁS LEYENDO
El Baile de mi Perdicion
Любовные романыUna noche... Un baile... Un enmascarado... Muchos misterios... Un amor... Una nueva historia...