Capítulo 7

90 10 0
                                    

Desperté por el vibrador de mi móvil, miré la pantalla y es una llamada entrante de mi jefe de seguridad, suspiré frustrado atendiendo la llamada al mismo tiempo que me giraba a ver como mis pequeñas tenían sus ojitos abiertos, son tan bonitas y... un momento ¡ELLAS ESTÁN DESPIERTAS Y NO LLORRAN!

-Señor Rockford, lamento molestarlo a esta hora, pero Efraín no estará disponible hasta dentro de dos días, surgieron conflictos personales, le mandaré dos hombres que valen lo mismo que él hasta su regreso.

-No hay problema mhm... ¿Puedo preguntarte algo? De todas formas lo haré ¿Se supone que es bueno o malo tener a dos bebés despiertas y en silencio mirando fijamente a la nada?

-Déjeme decirle que mientras ellas estén tranquilas no habrá problema, a las siete es muy temprano pero nada raro, trate de no quedarse solo con ellas, la leyenda dice que solo los mejores padres pueden con dos bebés al mismo tiempo.

Reí divertido ante su comentario. Se lo agradecí y finalicé la llamada. Revisé la hora y efectivamente son las siete y trece minutos. Me levanté y llevé los coches hacia la cocina, agradecí que pasaran por todas las puertas estando unidos. Las dejé allí un instante y corrí al baño a lavarme la cara y los dientes. Al pasar por el living me encontré con la mochila de Jacob y todas las cosas esparcidas por el sofá.

Volví a la cocina donde coloqué a calentar agua. Al mismo tiempo, para mantener la calma, me dispuse a cantar. Para mí me preparé un café y dudé un momento pero terminé por prepararle otro a Jack, a Jacob la preparé un chocolate que guardé en la heladera ya que solo lo toma frío. A mi bailarina le preparé un té con tostadas, zumo de naranja, mantequilla y mermelada, luego recordé que le gusta los panqueques y como todo buen novio debo consentir a mi futura esposa, debo empezar desde ya a compensarla por todo el tiempo que estaré fuera. Suspiré, de tan solo recordarlo ya me siento emocionado y como la mierda.

Tomé un sorbo del café para luego acercarme a mis muñecas para verlas más de cerca. Según sus pulseras, Betth me ve mientras Britth ve hacia algún lugar. Ladeo mi rostro para cantarles ganándome sus ojos curiosos. Sonreí. Saqué mi móvil de mi bolsillo para sentarme frente a los coches y sonreír para la selfie.

¿Lo primero que hice? Publicar en Twitter y en Instagam. Lo segundo, enviar la fotografía a Ryan.

Ese es otro tema complicado. Él está muy asustado, desde que se enteró que su novia tiene cáncer, y el hecho de que Sahara no quiere verlo no ayuda mucho, ella es la única familia que él tiene, su familia biológica está viva, ese fue un pequeño gran detalle que también le pegó duro. Él es como lo llaman hoy en día, un hijo bastardo, una pareja de casados cada quien con su amante y un hijo de otro hombre equivaldría al divorcio, por lo que lo dejaron en el hogar en el cual lo adoptó la familia de Sahara porque le habían dicho que no podían tener hijos, luego vino ella, lo que llamaron "Milagro" y luego de verdad cerró la fábrica su madre.

No pasaron ni dos minutos cuando tenía una llamada entrante de mi nuevo fiel amigo.

-Ellas... ellas son de verdad muy hermosas... ¿Cómo está todo por allí?

-Eso no te lo discuto, Dios creo que estoy enamorado de ellas, juro que no creí que ser padre fuera tan doloroso.

-Explícate.

-Pues sí, duele verlas llorar, duele solo poder atender a una a la vez ¡rayos! Siento que debo elegir entre ellas y no quiero, no quiero que crezcan apuntándose una a la otra sobre quien es la favorita de quien... duele la idea de haberme perdido su nacimiento y duele saber que no estaré en su primer control, porque aunque use a Jayden no podré salir de la casa y no se puede traer la clínica para hacerle todo el control que requieran, aunque créeme cuando te digo que si pudiera lo haría... duele sentir que no soy lo que ellas necesitan- un nudo se forma en mi garganta y me cuesta continuar, pero tomo aire y lo intento.

El Baile de mi PerdicionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora