Capítulo 1

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>>Editado<<

Entré una vez más al salón como tantas veces lo hice, las luces están apagadas pero no hace falta encenderlas para caminar por aquí. Dejé mi bolso con mis pertenencias a un lado de la gran puerta de entrada, junto con mi calzado y caminé recorriendo el espacio en el que solemos ensayar, o mejor dicho solía hacerlo.

Asusta pensar que probablemente no pueda volver a pisar este suelo otra vez, el simple hecho de que me suspendieron dos días y de que al volver me dirán que decisión tomaron, si me expulsarán o no, y todo por una estupidez de una arpía.

El sueño de toda mi vida está a punto de acabarse, no tengo idea de que se supone que haré si me expulsar de la academia, creo que mi mundo se caería a pedazos. Aunque se, en mi interior, que solo estoy esperando que me lo digan, porque es segura mi expulsión.

Me abracé a mi misma viendo los reflejos del gran candelabro en el centro del salón, en un abrir y cerrar de ojos este se encendió sorprendiéndome, miré hacia todos lados ya que si bien conozco el salón y el lugar en general pero no tengo idea de donde se encuentran los interruptores, los demás candelabros que se encuentran más altos no tardaron en encenderse, pero se volvieron a apagar dejando encendido únicamente el de cristales en medio del salón, el cual ilumina con una luz medianamente tenue.

Luego de revisar y no encontrar nada ni nadie, opté por pensar que solo es una falla eléctrica. Para liberarme un poco decidí dar unas vueltas y de paso practicar ese spin turn veloz, a tiempo y coordinado sin consecuencias que aún no se hacer. Ya que siempre termino tropezando con mis propios pies o no llego a la tercera vuelta y el mareo me hace detenerme.

Doy varias vueltas alrededor de la tenue luz del centro del salón hasta detenerme e intentar una vez más girar sobre mi propio eje, pero como era de esperarse volví a caer, y es allí donde me quedé en el piso encerado, respiré hondo reiteradas veces hasta volver a levantarme y repetir el ejercicio. Suelen decir que la tercera es la vencida, pero lo continué intentando hasta la décima y fue entonces cuando me di cuenta que ese paso está fuera de mi alcance. Deslicé mi dedo índice por los finos cristales tibios por la luz antes de dar unos pasos hacia atrás y volver a abrazarme a mí misma.

Sentí un aire caliente en mi cuello y luego unas manos se posaron sobre las mías sobresaltándome, aferré mis dedos a mis brazos pero las manos ajenas de alguna forma lograron liberar mis brazos del agarre y me hicieron voltear viendo una figura irreconocible y desconocida al mismo tiempo, cuyo rostro no alcanzaba a ser alumbrado y la oscuridad no me permitió verlo.

Deslizó sus dedos a lo largo de mis brazos hasta llegar a mis manos y tomarlas. Dio dos o tres pasos hacia atrás sin soltarme antes de atraerme pasando una de sus manos por sobre mi cabeza obligándome a girar y terminando con nuestros cuerpos muy pegados.

Una de sus manos de posó en mi espalda baja y la otra se acomodó mejor para luego comenzar a moverse dándome a entender que quiere bailar. Lo dudé unos segundos pero terminé accediendo y moviéndome al ritmo de mi imaginación, al igual que él.

Es como si pensáramos lo mismo, nuestros movimientos de completan, es como bailar una coreografía armada, pero yo solo estoy liberando las tenciones con cada movimiento, me muevo como mi cuerpo quiere y como mi corazón pide. Es realmente relajante esto.

No sé si debería asustarme o no ante el hecho de que sin música alguna es como si imitara mis movimientos, como si me predijera en el instante en el que me detuve cogió mi mano, me hizo voltear quedando mi espalda pegada a su torso y continuó moviéndose hasta que se detuvo por completo pero no me soltó. Yo tampoco a él, suspiré sin poder evitarlo antes de deshacer mi agarre y caminar unos pasos hacia adelante y voltear hacia él. Intenté ver su rostro pero me fue imposible a sí que opté por preguntarle su nombre pero no contestó, le pregunté si pertenecía a la academia y él simplemente dio unos pasos hacia atrás antes de irse.

El Baile de mi PerdicionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora