Capítulo 6

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Los guardaespaldas ya tenían hecha la barrera hasta el auto desde antes de que decidiéramos salir por lo que avancé con Jacob prendido de mi remera hacia la camioneta para perderme dentro de ella. Agradecí los vidrios polarizados.

-¿Debería hacer algo ante el hecho de que al preguntar por el anillo te sonrojaste y huiste?- me encogí de hombros ayudando a Jacob con el cinturón de seguridad, para luego dejar al descubierto uno de mi senos para alimentar a Betth- Permíteme a ella que sigue dormida y dale energía a quien sí la necesita- indica con su dedo índice hacia una llorosa Britth.

El cambio de bebés consistió en: Jacob sosteniendo a Betthannia mientras yo agarraba a Britthanny para que luego Aiden cargara a la primera.

La acomodé en mis brazos para luego alimentarla. Preferí omitir el detalle de mi pequeña, tal vez solo era alucinaciones mías por el cansancio. Bostecé cubriéndome la boca.

-Efraín, se que no te corresponde, pero ¿Podrías quizás parar en alguna tienda y comprar palomitas y refrescos sin gas para las mujeres y niños?- él asintió y Aiden metió su mano en su bolsillo para sacar mi billetera, entrecerré mis ojos hacia él, quien en respuesta me lanzó un beso- Te la devolveré al llegar- le dio dinero y este lo agarró para luego estacionarse y encaminarse a una tienda- ¿Estás cansada?

Asentí bajando mi vista a mi pequeña quien dormía plácidamente en mis brazos.

(***)

Acosté a ambas en sus cunas, las cuales Jack se molestó en armarlas, en nuestra ausencia mi amigo fue a casa de Aiden o su madre o como sea, y traer las cosas que quedaron de la bebés como algunos regalos de su baby shower.

Seleccioné mi ropa y me dirigí al baño para... bueno, bañarme.

>>Gran descubrimiento, creí que ibas a planchar la ropa allí<<

Estúpida mente, molestando desde tiempos memorables.

Me deshice de mi ropa y del elástico que amarraba mi cabello en una coleta. Abrí la ducha y modulé el agua hasta que estuvo con la temperatura correcta. Me adentré al mismo tiempo que oía la puerta cerrarse, sabía de quien se trataba por lo que no dije nada.

Mis sospechas fueron confirmadas cuando un Aiden con una erección se adentra, desnudo, en la ducha. Le sonreí mientras dejaba caer el agua por mi cuerpo.

Oí como destapaba el Shampoo y abrí los ojos. Él tiene esa mentalidad de entre más cabello más shampoo, razón por la cual su palma tiene suficiente como para lavarnos el cabello todos en esta casa dos veces. Aunque en el fondo se que es un niño y le gusta la espuma. Le quité un poco del producto para ponerlo en su cabellera hasta que me detiene y me hace voltear. Lo hago sin problemas. Amo cuando me lava el cabello. Dejando de lado el detalle de que usa un cuarto de la botella para ello.

Cuando acaba de juguetear lo suficiente con mi cuero cabelludo, lo guía hacia la regadera para que esta limpie. Repitió el proceso con el acondicionador, pero en lugar de revolverlo para hacer burbujas, lo desenredó pasando sus dedos entre las hebras y los mechones. Colocó jabón líquido en la esponja de baño para luego guiarlo a mi cuello y deslizarlo por mis hombros, brazos, manos, espalda, vientre, abdomen, pechos, donde se tomó su tiempo en deslizar la esponja, sin embargo, el sueño no me daba siquiera tiempo a excitarme con su toque.

Continuó con el recorrido por mis glúteos, entre y alrededor de mis muslos, rodillas, pantorrillas, tobillos y pies. Al ascender acarició mi vagina demasiado suave despertando un cosquilleo en mi vientre. Suspiré mientras retrocedía un paso para dejar que el agua limpiara la espuma que él había formado.

Cerré la ducha y me dejé caer de rodillas frente a él para deslizar mi lengua por su miembro un momento antes de meterlo, no por completo por dos razones.

El Baile de mi PerdicionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora