Capítulo 4

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La puerta se abrió dejando ver a Jack quien en cada mano traía un oso, ambos de igual tamaño, es más creo que ambos osos son iguales, él siquiera nos mira, va directo a recostarse boca abajo frente a mis princesas.

Él no se gira a vernos, nos avisa que la mesa está lista y que él las cuidará mientras comemos. Besé las naricitas de mus princesas y la mejilla de mi amigo para luego despeinar su cabello y salir de la habitación dejándolos solos.

En la cocina me encontré con dos platos con carne y ensalada, cubiertos y vasos. Aiden llegó minutos después para sentarse frente a mí.

-Cuando termine las giras por Europa y el sur volveré y lo primero que haré es hacerte el amor, luego nos mudaremos a nuestra casa y consentiré a mis tres princesas.

-Lo siento, se que no es momento- él enarcó una ceja- ¿Pero si hay una cuarta princesa que ocurrirá? Creo que entiendes a lo que me refiero- asintió con pesadez desviando su mirada a la comida, que ahora parece ser muy interesante- Lucharás por su tenencia, de eso no hay duda pero...

-No hay "peros" si es que tengo una hija en alguna parte del mundo ella vendrá conmigo cueste lo que cueste, aunque sé que no es el caso, si tu no quisieras a una niña en nuestra casa, eso no impediría que la llevara.

>>Jaja tu opinión no cuenta<<

Comencé a comer no queriendo dar importancia a sus palabras. Como casi siempre la comida fue en silencio. Él apenas si tocó su comida mientras yo ya había terminado y quería comer más.

Me levanté para rodear la mesa y sentarme en su regazo.

-¿Qué tienes bebé?- Aiden cerró sus ojos y negó levemente antes de volver a abrirlos mostrándome una sonrisa que en realidad fue muy sincera o eso aparentaba- Te quiero- besé su comisura izquierda- mucho- beso en comisura derecha- Siempre- susurré recostando mi frente en la suya.

-Siempre- terminó, cerrando lo promesa con un beso.

Su mano se posó en la parte superior de mi cuello y con su pulgar acarició mi mejilla. Él se separó primero, pero solo los labios, para dejar juntas nuestras frentes. Abrí los ojos encontrándome con esos hermosos grises que tanto confundo.

-Tal vez quieran ver esto- murmuró Jack, ambos nos volteamos.

Él de verdad parece estar muy feliz. Asentí en su dirección y ambos nos levantamos para dirigirnos a la habitación donde nos estamos quedando. Él terminó su recorrido en la puerta mientras yo guiaba de la mano a Aiden y nos adentrábamos en la habitación.

Como todo padre emocionado, Aiden, coge su móvil para capturar la imagen que nos brindan nuestras muñequitas. Betth está recostada con su oso como almohada, una manito está en su cabeza con sus tobillos cruzados y su bracito restante abraza al peluche. Britth, en cambio, está recostada boca abajo con su rostro de costado y sus bracitos abrazando a su oso, ella está jugando con su lengua en sus labios y sus ojos están abiertos.

Le pregunté a Jack por mi cámara y este se encogió de hombros saliendo de la habitación, para volver instantes después con su cámara y tendérmela. Mínimo, saqué quince fotografías antes de recostarme en la cama para levantar a la pequeña Britth quien llevó su mano a su boca.

Di un respingo al sentir unas manos en mis costados, Jack me acomodó para que mi cuello quedara al borde del colchón, quitó el elástico que sostenía mi cabello para que este callera y me hiso llevar la cabeza hacia atrás, no pude evitar reír aún sosteniendo a mi pequeña en el aire. Percibí el flash y como llamaban a Britth para que mirara hacia la cámara.

Aiden se acercó mostrándole la luz de su móvil, al mismo tiempo que este reproducía una melodía y ella lo miraba fijamente, él fue retrocediendo y ella tenía su vista fija en el aparato con luz, lo que les permitió obtener la fotografía planeada.

El Baile de mi PerdicionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora