Capítulo 11

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-¡No estoy enojado!- grita en susurros exasperado.

-¡Deja de gritar entonces!- contesto de igual modo- En todo caso yo debería pedir explicaciones, dijiste que no sabías que había pasado con Soraya ¿Cómo es que ella te llamó papá? ¿En qué momento ocurrió todo esto?

-¡No estoy enojado! Solo digo que debiste consultarme- frota su rostro con desesperación- No la conocía, no en persona... William se encargó de buscarla, en cuanto la hallamos comenzaron las video-llamadas, las tengo guardadas porque te las mostraría, solo no encontraba el momento ni las palabras...

>>Quería buscarla, tenía planeado contigo hablarlo, pero no así... Hara quería que nos mudáramos primero para que ella tuviera su habitación, no podemos simplemente traer personas a vivir a esta casa, no es nuestra y no podemos simplemente invitar a todos a dormir en la cama, cuando tengamos la casa, que es otro tema que debemos hablar- aclara- tendremos una cama enorme para llenar de bebés y dormir juntos- quise sonreír pero mi enfado ante sus palabras era mayor- Desde que se de ella le envío regalos y cada vez que hablábamos le recordaba la promesa de ir por ella, pero yo debía hacerlo... te amo, agradezco lo que hiciste, pero no se que esperas que diga o haga.

-¿Terminaste?- asintió con notable frustración- Mientras yo iba a dos controles médicos con nuestras bebés y te llamaba ¿De verdad te impedía hablar la banda?- tiró su cabeza hacia atrás con su vista en el techo- no, ¿Sabes? Si me lo decías, lo entendería es más, estaría feliz por ti... pero ahora solo me llenas de dudas sobre si me ocultas o no más cosas...

-No hablemos de ocultar cosas ¿Pensabas decirme en algún momento que también la mandaste a investigar?

-¡Rayos Aiden!- grité ya harta- Mandé a buscar a tu hija ¿Y me lo estás echando en cara?- intentó acercarse y lo esquivé.

Alguien golpea la puerta antes de abrirse dejando a la vista a Efraín con un sobre blanco con líneas azules en mano, el cual ya estaba abierto.

-Es la notificación de la cita con los especialistas- habla notablemente incómodo, suspiro para acercarme a leerla, pero él se adelanta, por lo visto ya la leyó- la anotaron para dentro de cinco meses y de allí revisiones semanales.

-¿Qué es eso?- pregunta Aiden, quieto en el mismo lugar que antes con sus brazos cruzados, no puedo evitar decepcionarme al verlo parado y cruzado de brazos, bajo la mirada y me doy vuelta para estampar mi palma contra la pared hecha furia- No hagas eso bebé, no te hagas daño- siento sus brazos a mi alrededor y lo empujo para luego arrebatarle la carta a Efraín y lanzársela, pero él no la atrapa y cae al suelo- ¿Qué es? ¿Por qué lloras? ¿Qué ocurre?

El llanto de una de mis pequeñas me hace correr hacia ellas. Termino de romperme cuando me doy cuenta de que es Britth. La cargo para luego salir de la habitación, dejando a Aiden leyendo la dichosa carta.

Me siento en el sofá para acomodarla, pero ella continúa removiéndose, por lo que me recuesto en el sofá para colocarla sobre mí. Su alivio trae el mío. Sonrío un instante al verla cómoda, pero las lágrimas salen sin control.

No se lo que siente. Ella debe estar asustada, muy asustada.

La hora en el reloj colgado en la entrada muestra que son las doce. Suspiro y aseguro a mi niña antes de cerrar los ojos.

Despierto cuando percibo el movimiento sobre mi, abro los ojos encontrándome con la mirada de Britth. Acaricio su rostro y me remuevo para acomodarme, es entonces cuando siento la humedad en mi abdomen y me doy cuenta de que su pañal no ha aguantado.

Suspiro y a ella le da escalofríos por lo que sonrío divertida. Me levanto para llevarla a cambiar para que no se enfríe.

Me adentro en la habitación notando la ausencia de Aiden, Brihanna duerme en la cama aún, sola.

Les cambio los pañales y las acomodo en sus cunas y me dirijo a la cocina.

-Necesito que te sientes- oigo la voz cansada de Jack, volteo y lo encuentro con posos negros bajos sus ojos, los cuales están rojos demostrando su cansancio, lo hago y él se sienta frente mí- anoche iba a salir, por lo que fui a tu habitación para preguntarles por Brihanna, si querían ocupar mi habitación, te vi en el sofá y quise ir a patearle las pelotas al intento de estrella- rodé los ojos, él antes era un fan más, no entiendo sus intentos de ofenderlo- Encontré a Aiden inconsciente en el suelo, intenté despertarlo y nada...

-¡¿Donde está Aiden?!- pregunto exaltada, levantándome de un salto.

-Lo llevé a la clínica Crosvelt, él está bien solo...

-Si él estuviera bien, estaría conmigo...

-¡Mierda Hara!- me grita cansado- ¡Tranquilízate!

-¡No me grites!

-Listo, intenté hablarte, no me dejaste ahora averigua tu lo que no me dejaste decirte.

Él voltea y se va cerrando la puerta realmente fuerte. Me recuesto por la pared y me deslizo hacia el suelo dejando que la desesperación se apodere de mi.

Mi bebé no ve, Aiden está en hospitalizado, Jack me odia y tengo a una niña de tres años descalza, despeinada, con un vestido floreado viéndome llorar.

Quiero bailar, quiero que todo vuelva a ser como antes. No quiero esto. No quiero nada de esto. Amo a mis niñas y creí que podría con ellas, pero no, no puedo sola.

Percibo el aroma del chocolate y descubro mis ojos, viendo a Brihanna como sostiene el pote de Nutella abierto a milímetros de mi rostro. No dejo pasar el detalle del rastro de chocolate en su boquita. Le sonrío aún con lágrimas para luego sentarla en mi regazo y hundir mi dedo en el pote.

No puedo llevar a mis niñas al hospital, o clínica, da igual, ellas son débiles aún y podrían contraer cualquier enfermedad. Quiero ver a Aiden y saber que está bien.

Luego de acabar con el pote de Nutella me levanté cargando a Anna para limpiarle las manos y boca en el fregadero e ir en busca de mi móvil.

Marco el número de mi amiga quien al segundo tono ya contesta.

-Espero que sea importante porque alguien va a morir si no.

-Necesito tu ayuda y rápido...

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El Baile de mi PerdicionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora