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Esa agua transparente sumamente limpia, al tocarla la transformé en un portal... ¿Qué sucedió?

No intento nada para tratar de no caer, ya que no hay escapatoria.

Al pasar ese portal noto que todo mí grado esta ahí, sentados en sillones mirándome seriamente.

— ¿Por qué están todos acá?

Observo a mi alrededor y esto es una habitación, mejor dicho, un living... ¿El de mí casa? Se me hacía conocido.

Lucas se levanta y se acerca a mí.

— Yo te explico...—susurra.

Me dirige a la cocina y rápidamente pregunto:

— ¿Qué sucede?

— Me dijo tu conciencia que te dé esto...—saca una nota.— Está en blanco, pero ella quería que te lo dé igualmente.

Agarro la nota y empiezo a leer:

— Querida amiga: Tengo asuntos pendientes, esto que hago es para ayudarte. No te diré que voy a hacer, pero no te dejaré la duda por un largo tiempo. Vuelvo en dos horas, o tal vez dos días. Estarás bien, yo siempre te veré. Aunque no esté, sabes que podré leer tu mente. Te escucharé aunque no podré responderte. Ya me voy, puedes confiar en Lucas—. Sonreí —. Él tendrá que cuidarte mientras yo no esté. ¡Cuidado! Ja, ja. Bueno, rápidamente estaré contigo. ¡Adiós! Pronto nos veremos.

— ¿Qué leíste?—le muestro la hoja—. Pero está en blanco.

— Es que sólo yo puedo leerla.

Lucas contuvo una sonrisa hasta que me confesó:

— Y, también hay algo más.

— ¿Si?

— Me dijo que tenías unos asuntos pendientes con Marisol. Ella está en la habitación.

¡Claro! Casi se me olvidaba. Es el momento perfecto para que Lucas me crea definitivamente.

— Si... ¿Me acompañas? Quiero que sepas la verdad de lo que sucedió en cuarto grado.

"¿Y qué tiene que ver Marisol?" Decía su mirada.

Asiente con la cabeza.

Vamos a donde estaban todos sentados conversando.

— Oigan, Aylen y yo nos vamos. Al rato venimos, no se vayan—. Obliga.

Cruza su brazo sobre mí cuello y todos rápidamente empiezan a cargarnos.

— Ya, Lucas—. Susurro—. Basta.

Saco su brazo y me voy hacia la puerta de la habitación.

Al abrirla, veo inmediatamente a Marisol atada y amordazada en una silla en el centro de la habitación. Luzmila y Giuliana en un costado encerradas en lo que aparenta ser una caja de vidrio.

¿Qué se supone que debo hacer? ¿Matarla?

Esto se volvía extraño. Bueno, aquí nada es normal.

Entonces le susurro a Lucas:

— Llega un punto en donde no sé sí lo que estoy viviendo es real o tan sólo uno de esos extraños sueños.

— ¿Cómo en este momento?

Asiento mirando fijamente a Marisol.

Me acerco a ella y le saco la venda que cubría sus labios. Esos malditos labios que hablaban a mí espalda junto a Giuliana y Luzmila. Esos malditos labios que nunca me apoyaron. Esos malditos labios que me mentían y no se detenían...

Atrapados En La Escuela. © [Libro 1 y 2/Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora