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— ¿Qué sucede? —. Pregunta confundida Candela.

»Cuidado con lo que dices.«

Esa advertencia que, probablemente sea un aviso de muerte, lo necesitaba. Fue poco tiempo el que se fue, ya lo sé, pero la llegue a extrañar demasiado.

¿Me estoy empezando a volver loca? No, eso espero.

— No, nada. Perdón, no se que me pasó.

Reí brevemente.

— Esta bien, Aylen. Oye, de en serio...

No terminó su frase, pero sus ojos oscuros y brillantes lo decían todo: Lucas. Cesto grado. Todo el lío.

Recuerdos que no quería contar.

Suspire y procedí a hablar:

—Lucas gustaba de mí, yo de él. Todos se enteraron, nos pusieron de novios—. Sonríe. — Y, bueno, luego no se que sucedió. De un día para el otro, todos nos odiaban. Querían que terminemos. —Hice una breve pausa.

Solté una lágrima.

—Aylen, si te incomoda... —mira directo a mis manos entrelazadas. — ¿Qué sucedió luego?

Sonrío para no llorar, río para no estallar. Haciendo que ya no sentía nada, cuando, en realidad todavía tenía todo ese odio hacia mis compañeros.

Tan sólo respondí:

— Ellos ganaron.

Bajo la mirada y poco a poco, lágrimas caían de mis ojos.

Se quedó callada.

Una voz provocó que me levantara lo más rápido posible.

— ¿Q-quién está aquí?-. Pregunta asustada.

»Como si la tipa o tipo que está ahí te fuese a responder: Soy yo, vengo a matarlas.«

Reí.

— No es el momento para chistes.

»Bueno, ya entendí.«

La persona que estaba cerca de nosotros, en un momento preguntó por mí:

— Aylen. Aylen, ¿Estás acá?

Ya se quien es. Su voz tan bonita me hizo reconocerlo en un abrir y cerrar de ojos.

Lo nombré:

— Lucas... —susurro.

Con Cande nos miramos sorprendidas.

—Anda —. Me obliga con una sonrisa pervertida.

Silenciosamente me acerco hacía el árbol en el que aparentaba estar él.

—Acá estás, mi vida —. Abrí los ojos, sorprendida. — ¿Qué? ¿No éramos novios?— No dije absolutamente nada.

Se puso serio.

— Lucas...

— Sabía que me harías esto, otra vez.

»¿Se lo habías hecho una vez, ya? Aylen, que raro de ti.«

Lo único que puedo hacer, es decirle la verdad.

— ¿Qué te hice? Todo fueron nuestros compañeros. Y si te hice algo, fue porque estaba pensando en cómo ellos contraatacarían —.Me mira fijamente. —. Habla, dí algo.

» Te perdonó. No lo sabía.«

Me volteo y decido susurrarle a mi conciencia:

—¿Y, cómo sabes eso tú?

Atrapados En La Escuela. © [Libro 1 y 2/Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora