{Novela en proceso de edición}
PRÓLOGO PRIMER LIBRO:
[Historia basada en personajes reales, igualmente que algunas de las escenas de ésta. Los nombres y características de los personajes no han sido cambiados]
Es increíble tener en tu mente que en m...
No respondo y me acerco cada vez más a aquel oscuro bosque.
Debo admitir que tenía temor a que sucediera lo que quería. Pero, a la vez, sería genial poder contemplar a uno de los mejores creepypastas: Slenderman.
Es una gran oportunidad para averiguar si el mito es real o tan solo es otro cuento de terror.
Al estar ya en aquél oscuro lugar, empiezo inmediatamente a buscar las ocho notas de Slenderman. No sé porqué, pero tenía demasiada intriga.
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Pasaron treinta minutos y seguía sin encontrar ni una sola maldita nota de aquel fideo con patas. Sí, ya me estaba enojando, y creo que no había motivos.
— ¡Maldición! ¡Aparece, fideo!— Obligué.
»¡No aparecerá! No hagas idioteces.«
Ignoré su comentario.
Un fuerte y cálido viento provocó mi caída.
Abrí los ojos como platos, tal vez aparecería. Pero no, tan solo fue un viento inocente.
— ¡Aylen! ¿Estás por aquí?
¿Lucas?
Me puse de pie y nombre a Lucas, quien inmediatamente oyó mi voz y me encontró.
— ¿Sucede algo?
— No, Aylen.— Observó a los costados.— Solo ven...—Me agarró de la muñeca y me llevó a un banco que se encontraba no muy lejos del tenebroso bosque.— Quiero hablar contigo.
— Dime, ¿Sucede algo malo?
Suspiró.
— Quiero preguntarte algo—. Asiento y espero a que proceda.— ¿Quiéres realmente seguir esta relación?
Me sorprendió su pregunta. La verdad, no sabía que seguíamos en una relación.
— Sinceramente pensé que no estábamos en un noviazgo.
Me miró confundido.
— Está bien.— Reímos.— ¿Te gustaría ser mi novia?
Tengo que admitirlo, no pude evitar el sonrojo.
Lo miré a los ojos. Esos ojos tan tiernos y, tan solo respondí:
— Sí, Lucas.
Se acercó y me besó.
Luego puso su brazo por detrás de mi cuello y nos quedamos viendo el río.
»Aylen, todo bonito y muy tierno, pero te olvidas de la misión...«
Me levanto bruscamente y le pido a él si me acompaña a buscar a Slenderman. Todavía no perdía todas las esperanzas.
»¡No, no y no! ¡Termina de una vez la misión, luego haces esas estupideces!«
— Bueno.— susurré.— Lucas, vamos a buscar a Jazmín.
— Claro, vamos.
— Acá están, pequeños rebeldes.— Se escucha un grito que proviene de la carnicería.
Bajo la mirada y noté que estábamos de la mano, sin pensarlo, lo solté y volteé.
— ¡Jazmín!¿Qué haces en la carnicería?
Mientras nos acercábamos, ella nos contaba.
— Nada, buscaba algunas cuchillas, algo para defendernos. No eres la única que puede hacer lo divertido.
Sonrío.
Miro a Lucas y él acepta:
— Ve, sé que quieres recoger cuchillas.
Corro hacia la carnicería y agarro la cuchilla más grande que tenía a mano.
— Perfecto.
»Oh, no...«
— Tu callate.
Salí del negocio y al verme con tan gran arma, dieron un paso atrás.
— Baja eso y sigamos buscando.—Me obligó Jazmín.
Sin insultar, tratar de mala manera o amenazar, obedecí.
— Cariño, ven.
— ¿Sí?
— Toma, para ti.— De la bolsa que había encontrado en el auto, sacó otra arma.
La agarré y me la colgué en la espalda.
— Si que sabes cómo conquistarla, eh.— Comentó Jazmín.
La miré y sonreí.
— En fin, vamos.
Nos armamos completamente, algo malo está por suceder. Seguramente.
Nos acercamos al edificio principal del Monumento y ahí estaba.
»Llegaron, pequeños asesinos.«
— ¿Aylen?— Preguntaron unas voces.
Volteé y eran Federico, Marcos, Dante, Benjamín, Marianela, Camila, Giuliana, Emiliano, Maximiliano, Debra y Abril.
Me acerqué a ellos, que estaban escondidos tras una extraña roca.
— ¿Qué hacen aquí? Pensé que habían muerto.
— ¡Genial!— Sarcásticamente gritó Federico.— No Aylen, estamos bien pero confundidos. ¿Qué sucede?¿Esto es un juego?
— No lo es.— Se acerca Lucas.— Aylen, Jazmín y yo tratamos de salvar el país.
— Ojalá fuera un juego...— Solté una lágrima.— Esto es, sinceramente, la vida que estamos viviendo. No es un juego y mucho menos un sueño.