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»No me digas que no te animarás, Aylen.«

—No dije eso.

No responde.

Silenciosamente decido volver a donde estaba anteriormente.

A punto de entrar al agujero oscuro, veo una silueta de hombre corriendo tras los árboles, ¿Quién es?

»Averigualo

— No me siento muy segura, en estos momentos no puedo. ¿Si pierdo la vida? ¿Qué sucederá? Mejor no arriesgarse. —Negué.

»Yo sé lo que te digo, tan sólo hazlo.«

Sus palabras no me ayudan.

Me quedo unos segundos parada en el mismo lugar, misma posición, pensándolo... ¿Tendría qué averiguarlo?

Decidí nuevamente hablar con mi conciencia:

—Oye, realmente no estoy segura, ¿Debería de ir?

»Si no estuviera segura, no te lo hubiese dicho.«

— Está bien—. Acepto.

Poco a poco me acerco hacía esa rara figura de hombre.

La silueta se detiene, quedando un árbol más adelante que yo.

— ¿Y, ahora? Todavía no logro saber quién es.

»Ahora dejame a mí.«

Asentí con la cabeza.

Rápidamente siento un dolor de cabeza semejante, nunca tuve un dolor así. Provoca que no resista y caiga al suelo boca arriba.

—¿!Qué haces!?—. Grité susurrando.

Nadie responde.

Noto salir de mi estómago... ¿Un espíritu? ¿Pero qué?

— Hola Aylen, ¿Cómo andas?

Pe-pero, ¿Qu-quién eres tú?

No podía hablar, no podía creer nada de lo que estaba sucediendo.

Soy tu conciencia—. informó. Una mujer igual que yo, tuve que saberlo. ¿Qué va a tramar? Eso me temo en éste momento—. No te preocupes, tan sólo mataré a esa silueta. Tú no puedes hacerlo, por eso lo haré yo. Ah, y todavía puedo leer tu mente.

—Em... Bien—. Acepté insegura.

Dirige su atención hacia el árbol en el que se encontraba esa figura tan extraña y, de repente, sale corriendo tan rápidamente que, en dos segundos ya se encontraba en el siguiente árbol. Lo cual me sorprendió; el árbol esta a cinco metros.

— Por Dios... —Suspiro confundida.

Me levanto del suelo y me acerco hacía ellos.

Al llegar noto que no estaba la silueta, ¿Lo habrá matado o escapó? Pero lo más importante, ¿¡Conciencia dónde está!?

— ¡Conciencia, conciencia! ¿Dónde estás?—. Grito desesperadamente—. Nadie contestaba. No soporto y poco a poco más lágrimas van cayendo de mis ojos—. Conciencia, hablame. Por favor.

Nerviosa suplico oír sus palabras, pero no me obedece.

Me recuesto en el árbol, y me quedo ahí hasta el anochecer.

— Conciencia, por favor. ¿Qué te he hecho?

Cansada de pedir que vuelva, automáticamente me quedo dormida.


— ¿Hola?

Pego un grito al sentir que alguien me hablaba.

Abro los ojos y no logro localizarla; veía todo borroso. Eso si, era una mujer.

— ¿Quién eres?

— Aylen, eres tú. ¿Cierto?

Cuando mi vista ya estaba perfecta, pude reconocerla. Su cabello oscuro que le pasaban los hombros, una chica alta, estaba segura de quien era.

— ¿Candela?

— Si —. Sonrío.—¿Qué es éste lugar?

¿Qué hacía ella aquí? Mi amiga de Circo, ¿Por qué se merece la muerte?

— Conciencia, conciencia...

Seguí suplicando, no creí que la extrañaría tanto.

Frunció las cejas, mirándome confundida.

Suspiro.

— Estamos en los Juegos Del Hambre.

Soltó un grito que casi logra ponerme sorda.

Abrí los ojos lo más que pude.

— Hay, perdón. Oye, me enteré lo de Lucas... ¿Por qué terminaron tan mal?

Hablaba de lo que pasó en 6To grado.

— Es una larga historia...—susurré mirando hacia la izquierda.

—Te duele contarla...

No respondí, pero mi mirada me delato.

»¡Hola!«

Mi grito de felicidad se escuchó en todo el bosque, seguramente.

Me emocioné tanto, que hasta empecé a llorar de la alegría.

¿Dónde estabas?¿Por qué me dejaste?¡No lo vuelvas a hacer, por favor!

» Tranquila Aylen, estaba viendo dónde estaban todos los demás.«

Ah, bueno. Antes avisa... Espera, ¿No hiciste nada malo?

»¿De mi parte? No, claro que no.«

Aunque noté el sarcasmo, decido creerle.

Atrapados En La Escuela. © [Libro 1 y 2/Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora