Atrapados En La Escuela. © [Libro 1 y 2/Editando]

32 ~ Final.

— Ya lo sé—. Bajé la mirada y vi un pequeño espejo.

»¿Para qué quieres eso?«

Debo de admitir que no estoy segura de hacer esto, pero creo que no hay otra opción que enseñarle su misma lastimadura.
Me acerco a Benjamín y, lo único que hago, es colocar el espejo de una manera que él pueda ver su propia lastimadura.

— ¿Qué haces? ¡Solo tira de él!—. Pide entre gritos.

— Ja, está bien.

Rápidamente tiré de aquel duro fierro.

El grito de él, sinceramente creo que lo escucharon en España. Un poco lo comprendo, el dolor debe de ser tremendo. Pero, por otro lado, creo que esto fue mucho.

»Esto ya es demasiado. Cierra los ojos.«

— ¿Por qué?

» Solo obedece.«

Acepté, bajé la mirada y poco a poco fui cerrando los ojos.

Esperé a que ella me diera la orden para abrirlos.

»Puedes abrirlos... «

Los abrí y lo primero que vi fue a él. Me sorprendió, nunca imaginé que iba a verlo: Mi crush.

— ¿Fausto?

— Si, Aylen.

Sonreí.

— ¿Qué haces aquí?— Pregunté.

— Como creciste. Todavía me acuerdo cuando estábamos en Oliveros. Tú con ocho años y yo ya tenía catorce. ¿Qué edad tienes?

Ignoró completamente mi pregunta.

— Dieciocho. Igual que tú, el último día que nos vimos en...— Logró interrumpir.

— Andino. Sí, lo recuerdo.

Esto no tiene sentido.

»Todavía está guapo, y más que cuando tenía dieciocho, ¿no crees? En fin, luego de tantos traumas, dolores y verdades... Merecías algo sensual. «

Por suerte pude contener la semejante risa que eso me había causado.

No podía contestarle, así que simplemente asentí. Él habrá creído que lo hacía porque acertó el lugar.

— En fin, ¿En dónde estamos?

— Creo que es una escuela.— Dice mientras mira a su alrededor.— Sinceramente no se qué hacemos aquí.

Yo sí lo sé.

— Fa-Fausto, ya puedes irte. Tengo que hacer algo importante. ¡Nos vemos luego, tal vez!

Corrí hacia el patio central.

— ¡Mi amor!

— ¿Qué hacemos aquí, Lucas?— Pregunté mientras me acercaba a él y nos agarrábamos de ambas manos.— Recién acabo de ver a mi amor platónico y...

¡Otra vez me tenían que interrumpir!

— Tú ¿Qué?

— Mi amor pla... Bueno, eso no interesa.— Nos quedamos por un momento callados. Suspiré y procedí a hablar.— Creo que esto está por acabar.

»¡Correcto, pequeña!«

— Por fin sabrás si esto es un sueño, o la realidad.—Asentí.— Si llega a ser un sueño, solo quiero que sepas que fue el mejor sueño en el que pude haber estado. Te amo, Aylen.