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Noto subir el rubor hacia mis mejillas, ya tuve esta sensación varias veces, me estoy sonrojando. ¿Por vergüenza?¿Por Lucas? Esta vez no tengo ni la más mínima idea.

»Que linda charla con tu noviecito. Nunca se dará por vencido, ¡Qué tierno!Seguramente quieres deshacerte de él. Puedo ayudarte.«

Me detengo a medio camino y me caigo al piso. No me siento bien, me siento mareada y siento ese ruido nuevamente "Piiiii" al cual realmente no soporto.

»¿¡Quieres o no deshacerte de él!?«

Mareos, ese ruido insoportable y agrego a mi lista de Cosas que no soporto; mi conciencia. ¡Mi conciencia! ¿Como puede?.

—Dejame. Por favor, basta.—susurro.

»¡Quieres matarlo!Yo lo se. Soy tu conciencia, ¡Con-ci-en-cia! Apréndetelo.«

—¿Por que eres así conmigo?—sigo susurrado.

Levanto la mirada y veo a todos a mi alrededor, veo que abren y cierran la boca, pero no logro escuchar nada. Bajo la mirada nuevamente de tal forma que veo el suelo. El suelo se mueve, es ahí donde me doy cuenta que estoy verdaderamente mareada.

»¡Contesta la puta pregunta!¡Soy capaz de hacerte de todo! A mi me tendrás respeto.«

No. Yo a él lo quiero, no importa que pasó entre nosotros, ¿Entiendes?—conteste de una vez.

»Ah, claro, solo lo quieres. ¡Aylén, tu lo amas!«

¿No puede dejar de taladrar mi cabeza y dejarme en paz? Al menos le pido un rato. Han pasado solamente dos días y ya quiero matarme, literalmente. No soporto a nadie acá adentro.

—No.—respondo cortadamente.

»No quieres confesarlo. Pues...Eso trae consecuencias, ¿Todavía no sabes de lo qué soy capaz, Aylén?«

—¿Que consecuencias?—voy directo al grano.

»Te darás cuenta más adelante. Si fuera tu, porque literalmente ¡Lo soy!, tendría mas cuidado de a donde voy.«

—Entonces solamente te haces daño a ti misma, ¿No?—contraataco.

»No me subestimes, Aylen.«

—¿Yo?¿Subestimarse? Pff..—digo sarcásticamente. Yo la creo mentirosa, no voy a llevarme bien con ella. Seguramente.

De un momento para el otro se me fueron los mareos, el ruido se corto, me siento con fuerzas nuevamente.

—¿Que pasó, seño?—pregunta Lucas, ya que el andaba en la nada. No estaba enterado, supongo.

—Aylén se cayó al suelo.—contestó.

En segundos lo tengo frente mío, mirándome con preocupación. Cada vez estoy un poco más cerca de que capaz el realmente sienta algo por mi..¿¡Pero que estoy diciendo!? Basta, basta.

Lucas me ayuda a levantarme, aunque no necesito su ayuda. Ya iba a levantarme por mi parte, eso creo.

—¿Estás bien?—pregunta.

—Si, Lucas. Gracias.—trato de ser lo mas simpática posible. No lo puedo lograr.

—¿Te sientes mal?—sigue con sus preguntas.

¿Que?¿Ahora es medico, este? Por favor. Que se vaya y me deje un paz de una vez.

—No.—contesto.

Su sonrisa desaparece y se pone sumamente serio, su mirada se fija directo en mí. Bajo la mirada y rompo estas miradas incómodas.

Me volteo para ir con mis amigas y las noto con una sonrisa de oreja a oreja. Ya tengo la idea de por que.

»¡Hay, que ternura! Ja ja ja.«

Cállate.—la obligo.

Voy hacia ellas y entonces que Marisol me mira, seguramente querrá decirme "¡Hay, Aylén!Es re tierno con vos, con nosotros es un hijo de puta.". Penetro mi mirada en ella y poco a poco se pone seria.

—Cuidado con lo que vas a decir.—le aviso.

—¡Bueenoo!En fin, ¿Me podes acompañar a el salón de lengua?—me pregunta.

—Yo te acompaño.—dice Luzmila.

—No, no.. Quiero que me acompañe Aylen.—dice mirándome con un gesto, ese gesto ya lo conozco, quiere cargarme con Lucas.

—Vamos.—digo sin gesto alguno y vamos a el salón de lengua.

Cuando llegamos, ¡Estuvimos cuatro horas para poder abrir la puerta! No se por que la cierran completamente, si saben que no tiene picaporte, ¡Que es imposible abrirla!

Decido retroceder hacia atrás y correr para abrirla, pude abrirla y por fin entramos, significa que Marisol empieza con sus "cargadas".

Luego de ignorar todas las cargadas de Marisol, busca lo que tenia que buscar y nos vamos hacia la puerta.

Tratamos de abrirla por unos 30 minutos, no podemos.

—¿Estamos encerradas?—pregunta Marisol.

»Yo te advertí. Tenías que tener cuidado.«

Contesta su pregunta.

—Si. Estamos encerradas, literalmente.—le aviso a Marisol.

De un momento para el otro se corta la luz, las ventanas se cierran y la puerta empieza a moverse por si sola, aunque no se abre.

Un viento frio pasa y decide quedarse dejándome a mi y a Marisol en un pleno invierno, ¿Por donde pasó? La temperatura esta bajando cada vez más acá adentro.

Atrapados En La Escuela. © [Libro 1 y 2/Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora