Atrapados En La Escuela. © [Libro 1 y 2/Editando]

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Esto no puede estar pasando a mí, por favor.

Intenté parecer tranquila, y creo que lo logré.

— ¿Quién eres tú?—. Pregunté invadiendo completamente su respuesta.

La niña esforzó una sonrisa, sus ojos decían todo, aquella pequeña algo grave le sucedió.

— Me llamo Sally, ¿y tú?— Rió.— ¡Espera! A ti te conozco.— Desvío su mirada y la dirigió detrás mío. No volteé, sólo quedé impactada mientras la observaba— ¡Ay, Dios! ¡Eres Aylen Cáceres! ¿No?

La puta madre. ¿Cómo averiguó eso?

Asentí con una breve sonrisa marcada en mí rostro.

Me centré en ella un tiempo; tenía un lindo vestido rosa, pero estaba cubierto de lo que aparentaba ser sangre, también contaba con algunos que otros rajados en aquella tela. Arriba reposaba una fina tela con su nombre grabado: "Sally", lograba leerse. Pude notar que en su pequeña mano izquierda cargaba un pequeño oso de peluche, desgastado, con algunas manchas de sangres y también estaba dañado. Los brazos de la niña estaban cortados, ensangrentados. Su rostro, o pero que bello rostro tendría si no fuese por sus lastimaduras, la sangre que recorría como agua desde su cabeza, llegando al cuello. Esos ojos verdes, hermosos sinceramente. Su cabello se notaba suave.

— Pequeña, a ti te conozco.— Solté.

Me dirigió una mirada fría, llena de preguntas.

— ¿Qué? ¿Jeff te habló de mí? Porque él sí me habló de ti. Es más, todos los días te recuerda. Para Jeff fuiste una pérdida de tiempo.— Decía la pequeña.

Boquiabierta a las palabras de Sally, le pregunté:

— ¿Por qué?¿Por que el estúpido no logró matarme?— Callé. La niña asintió y me surgió otra pregunta, así que esquive el tema y me dirigí a otro— Y, oye, ¿desde cuándo hablan español?

La pequeña rió, como si lo que preguntara fuera una simple joda.

La miré directo a sus claros ojos, eso le indicó que no era un chiste.

— Tenemos que saber el idioma en el cual tenemos que hablarles, ¿no crees?

— Claro, bonita. — Me animé a contestarle.— Dime...— dirigí la vista hacia aquella estrellada noche— ¿La CreepyHouse es real?

Instantáneamente Sally posó una sonrisa de oreja a oreja.

— ¡Sí! ¡Vivimos todos! ¡Papi Slender y todos mis hermanitos!—. Confesó la pequeña.

Perfecto. Le he sacado información a una niña de unos 8 años, aproximadamente. Podría servirme.

— Sally.—La nombré. Su mirada estaba clavada en mí.— ¿Debes irte, no? No quiero que tengas problemas con Slender. Pronto nos veremos, ¿lo prometes?

Al fin y al cabo, tener a Sally de amiga no es tan mala idea.

— ¿Lo dices en serio? ¡Genial!—Chilló.— Adiós.