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— Y, esto debe ser nuevo para ti, ¿no?

Me acomodo en el sillón y respondo:

— Sí, la verdad que es algo nuevo e increíble. Andar por la calle y que me reconozcan, pidan fotos y autógrafos. ¡Hasta a mi hija le agrada!— Reí, al igual que el público que tenía en frente.— Pero, hablando en serio, es un cambio muy grande.

Rápidamente se acerca Lucas con Micaela, mi pequeña niña de dos años.

—Bueno, bueno... ¿Qué tenemos aquí?—. Dijo la entrevistadora mirando a Micaela.

Senté a ella sobre mis piernas.

—Ella es Micaela, mi hija.

—Y yo soy Lucas, su hermoso padre.

Reímos ante su comentario.

—Al parecer sí...—. Susurró la entrevistadora mientras guiñaba hacia las mujeres del público.

Las chicas rápidamente asintieron mientras le silbaban.

Él no está disponible, chicas.

— Cuidado con ellas, Lucas.— Le susurro mientras se sentaba.

— Descuida mi cielo, yo solo te quiero a ti.— Sonríe.

Micaela baja y se dirige con el padre.

— Sigamos. Aylen, hablemos de tu familia: ¿Cómo reaccionaron tus padres al ver que lograste una de tus metas?

Ay, no. ¡Ay, no!

Bajo la mirada y respondo:

— L-La última vez que los ví, fue cuando tenía do-doce años.— Tartamudeo, estoy tratando de evitar el llanto.

Lucas, que se encontraba al otro extremo del sillón, se acerca y me abraza.

— Tranquila, por favor.

— Mami, ¿qué pasa?— Pregunta Micaela.

Sonreí mientras me secaba las lágrimas.

— No pasa nada, bebé.

— Lo siento, Aylen. No era mi intención.

— No te preocupes, Laura.

— Está bien, recuerdos... Cuéntanos de tu adolescencia.

La miré.

¿De veras? ¿No hay más cosas para preguntarme?

— No tuve.

— ¿Motivos?

— No me sentiría cómoda al decirlo. Y, además, no puedo. Perdón.

Laura miró al público, ellos pedían que hablara.  Nada me hará cambiar de opinión.

— ¿Un poco?

— No quiere hablar, no la obliguen. Nuestra adolescencia no fue agradable.— Informó Lucas.

Asiente.

Uno de los conductores que se encontraba detrás de las cámaras, le hizo una seña.

Ella mira su reloj y avisa:

— Eso a sido todo. Fue un gusto, Aylen.— Se dirigió a mí.— Ahora un pequeño corte y cuando volvemos, tenemos a un gran amigo del programa.

¡Afuera!

Todos nos levantamos y rápidamente nos dirigimos a nuestra casa.












— Espera Micaela, deja que abra la puerta.

Atrapados En La Escuela. © [Libro 1 y 2/Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora