Día 19: El contraataque de la carnicera - Parte 2/2

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«S»



¿Han sentido alguna vez  orgullo por alguien más? Esa sensación de tener el pecho lleno y no querer dejar de sonreír. 

Pues eso siento cuando veo a Lottie arreglar a Gigi. 

A decir verdad, me sentía como la hermana mayor de todos.

Hasta el momento solo había cuidado de Lottie, pero cuando Gigi apareció fue como si de la nada me pusieran a cargo de una guardería. 
No me malinterpretes, me gusta esto de ser la mayor porque, sí, soy la mayor. Tengo dieciocho y es porque de pequeña me enfermaba constantemente y gracias a mis abundantes inasistencias no pude graduarme del cuarto año de primaria como los demás; sin embargo, eso me dio la oportunidad de conocer a Charlotte y no cambiaría ese año de gripes y fuertes fiebres por nada del mundo.

Así pues, ahora sentada en la habitación de G y viéndolas reír y acomodar parte del vestido, me siento feliz.

—Déjame, yo lo arreglo — le digo acomodando los tirantes del vestido porque sé lo complicado que puede ponerlos correctamente si nunca haz usado alguno, como Gigi.

Mientras termino de acomodar los tirantes, Lottie está terminando de rizar los mechones de la castaña.

—Me siento como Haruhi*, cuando las sirvientas de los Hitachiin Brothers* la vistieron para su cita con Hikaru* — comenta Gigi.

— ¿Sabes que no tenemos idea de lo que hablas, verdad? — le pregunto riendo, a lo que Gigi responde sacando la lengua —. Listo.

—Wow, esto es otra cosa — reconoce G, al ver que la «maraña de tiras», como ella había llamado al vestido, lucía ahora ordenado y hasta sofisticado.

— ¿A qué hora vendrá Stephan? — pregunta Lottie.

—No vendrá, va a recoger a su primo del aeropuerto y me dará el encuentro en el restaurante — informa casual G, pero puedo notar el leve tono de decepción en su voz.

Miro a mi mejor amiga y ella también piensa lo mismo. Esto no es bueno. Lo sabemos. Una cita así no es una cita.
Para cuando se lo queremos decir a Gigi, su mirada llena de ilusión mata todas nuestras intenciones.

—Ahora que recuerdo, no hemos visto a tus padres G. ¿Dónde están? — Cambio de tema.

—Están en el cumpleaños de uno de los colegas de papá, cumple cincuenta  y, al parecer, va a sacar la casa por la ventana.

— Pero saben que tienes una cita, ¿no? — inquiere Lottie.

—Eh...mi mamá sabe que saldré con un amigo.

Suelto un bufido.

—Ajá. ¿Y tu papá? — pregunto.

—Él sí sabe que tengo una cita y sabe que es Stephan...y que me gusta desde hace años.

— ¡¿De verdad?! — pregunta Lottie, tan sorprendida como yo, ya que usualmente les contamos nuestros secretos a nuestras madres. Aunque supongo que el padre de G debe ser alguien especial.

—Sí, bueno, en realidad, ambos saben que me gusta Stephan. Porque es nuestro vecino.

— ¿¡Qué, qué!? — exclama Lottie y deja de hacer lo que estaba haciendo para mirar por la ventana.

— ¿De verdad? — le pregunto a Gigi. Ella asiente.

—No jodas, es verdad, allí está su auto.

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