Día 30: La chica del vídeo - Parte 2/2

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«G»


No estoy preocupada. Para nada. Estoy completa y absolutamente... ¡Muerta de la preocupación!

¿Y si lo expulsaron? ¿Y si Tara suelta uno de sus ponzoñosos comentarios y, esta vez, Yoyo si la ahorca cual Homero a Bart?

¿Y por qué reaccionó así?

No podía más con las dudas. Tenía que saber qué pasó con el padre de Yoyo. Después de la primera media hora, Yoyo contesta el mensaje que le la mandé.



De: Medio Limón

9:43 am

No fue tan malo. ¿Adivina quién le sacará brillo al piso con sus magníficos pasos y trapeador?

Éste nene.




De: Ésta nena.

Me preocupaste maldito ingrato. Te ayudaré a limpiar y de paso te cuento algo, por si en algún momento vez algo fuera de lugar.

PD: aunque estoy feliz que no te hayan expulsado, sigo molesta.

PD 2: Tenemos que hablar sobre tu padre. Y no trates de evitarlo. Quiero saber Y. Te quiero.





Presiono «enviar» antes de darme cuenta de lo que he escrito.

¡Por la putísima esquina de mi cama! ¿¡Por qué puse eso!? ¿Le mando un mensaje diciendo que ignore lo último? ¿No hago nada y veo qué escribe? ¿Lo suavizo con un emoji?

Carajooooo

Suelto el teléfono y este cae sobre la mesa. El sonido alerta a Madmoaselle Monic, nuestra maestra de francés, quién con una ceja levantada recorre la mirada por el salón con su famoso ojo de Halcón. Cuando me ve tratando de guardar discretamente mi celular, ésta me apunta con su tiza y yo contento un grito.

— ¿Algo que desee compartir con la clase, cherire? — Pregunta con esos labios pintados de sangre.

Trago saliva antes de negar con la cabeza.

— No Madmosselle.

— Eso creí —contesta y vuelve su atención a la pizarra al igual que el resto de la clase una vez que se dan cuenta de que no habrá circo.

No me atrevo a coger mi teléfono de nuevo y solo lo hago para guardarlo en el bolsillo de mi casaca.

  —✴—  

Como no pude ver a nadie en los cambios de clase, me dirijo hacia la cafetería. Es raro caminar sola hasta ella y también no tener a nadie con quien conversar mientras hago la fila con mi bandeja en mano. ¿Cómo he podido pasar años almorzando solo con la compañía de mi teléfono? Realmente, no puedo imaginarlo.

Estoy a dos personas de escoger lo que llenará al mostro de mi estómago hoy cuando diviso a la pareja ganadora. Y sí, es sarcasmo. Tara y Stephan se acercan peligrosamente hacia donde estoy parada.

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