Día 4: Ponernos al corriente

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«J»  


Todo lo que pido en estos momentos es que alguien me pellizque, me aviente un balde de agua o las dos cosas si es necesario. Solo quiero despertarme de esta pesadilla.

Bowell está aquí, en mi casa, con una expresión de asombro que seguramente comparto. En sus manos sostiene una foto que, asumo, la obtuvo de mi hermano. La ropa que está usando es la misma que usaba hoy, lo más probable es que mi hermano la haya traído directamente a la casa.

Es por eso que el Chuqui se fue sin avisarme.

Si antes quería tener la atención de Bowell definitivamente lo había conseguido, pues no deja de mirarme. Bueno, técnicamente mira de mí hacia a mi hermanito, quien se está disculpando con los ojos. Hasta puedo ver un "Lo siento" tatuado en su frente que hubiera hecho que lo perdone, de no ser porque lo veo mordiéndose el labio en señal de que le divierte la situación.

Gesticulo con los labios mi respuesta: "Cuando ella se vaya, estás muerto."

— ¿Te conté que mi hermano es tu profesor de L.A, G? — pregunta el enano después de un largo e incómodo silencio.

—Creo que se te olvido es pequeño detalle — es lo que ella responde después de parpadear un par de veces reponiéndose del shock.

Siento la necesidad de hablar.

—Hola Bowell, veo que ya conoces a C...

— ¡Yoyo! Ya te dije que me dijeras Yoyo o Y si no te gusta el primero.

— ¿En serio quieres que te llamen así? — pregunto, cansado de esa manía suya de querer ser llamado de manera tan ridícula.

"Y" se encoje de hombros sin importarle nada.

— Eh... ¿sí? — contesta.

— ¿Por qué no me dijiste que tu hermano es Wayne? — pregunta Bowell dándole un puñetazo al Chuqui.

— ¡Deja de hacer eso, me vas a deformar mis preciosos bíceps! — se queja escandalosamente "Yoyo".

Ella bufa y rueda los ojos.

—Por favor, esos "bíceps" — hace comillas — los obtengo yo luego de hacer una plancha — se burla.

—Ji já já — ríe mi hermano sarcásticamente.

—Bueno... — intervengo — ...los dejaré solos.

— ¡Espera! — me detiene mi hermano sujetándome del hombro. Me arrastra hasta que quedo enfrente de Bowell —. Gigi, mi hermano Julian. Christian Grey, mi amiga y aliada Gigi — presenta Y.

— ¿Gigi?

— ¿Christian Grey?

Preguntamos al mismo tiempo.

—Es un apodo — contesta ella y luego levanta una ceja esperando mi respuesta.

— ¡Yo no me hago llamar así, pregúntale a él! — aclaro señalando a mi hermano —. Él es el que me lo puso — le acuso como si tuviera siete años.

Dios, me debe ver como un inmaduro. Sí alguien tiene piedad de mí, por favor entre a mi casa y acabe con esta vergonzosa situación.

Bowell o Gigi (raro, no le queda) mira hacia mi hermano pidiendo una explicación. Por cierto, el desgraciado se está riendo.

—Le digo así porque es un sádico de mierda, ¿a que sí? — es su explicación.

—No soy...

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