«G»
Mentiría si dijera que no me picaba el bichito de la curiosidad. Y es que la manera en que Yoyo dijo que quería hablar conmigo por un momento hizo que me diera un paro cardíaco. Y no te confundas, no son esos paros cardíacos de fangirl, sino todo lo contrario. Sentí como si mis más profundos miedos se hicieran realidad porque lo que le dije a Max ese día en el McDonald's no era una mentira, considero a Y como mi mejor amigo, el hermano que nunca tuve y si de repente él me dijera que le gusto arruinaría la corta pero de calidad amistad que teníamos.
Por suerte, él notó mi preocupación y aclaró que no era sobre eso lo que trataba su plática.
Por cierto, en estos momentos estoy sentada en las escaleras de la entrada mutando lentamente en una paleta humana.
— ¡Dios que frío! — me quejo en voz alta sin preocuparme que me escuchen, ya que... ¿Adivinen quién es la única lunática sentada en las escaleras en pleno invierno solo porque un amigo le dijo que lo esperase allí? ¡Esta nena!
Me froto los brazos en un intento por conservar el calor, siento cómo mis vellos se erizan hasta adoptar una perfecta posición vertical.
Genial, ahora estoy empezando a tiritar.
— ¡Allí estás! — grita una voz muy conocida.
Ni me he parado cuando me siento ser jalada por un apresurado Yoyo.
— ¡¿Qué pasa?! — exclamo confundida.
—Menos charla, más pies moviéndose — me calla —. ¿Dónde está Petunia?
¡¿Yoyo buscando a Petunia?! ¿Qué sigue, Stephan gustando de mí?
— ¿Quién eres y que le hiciste a mi Yoyo?
—Luego te lo digo G, ahora...¿¡dónde está tu camioneta!?
—A la derecha — indico con el dedo —. Ahí está.
Caminamos o, más bien, trotamos hasta llegar hasta mi viejo Jeep. Apenas desactivo el seguro del auto, Yoyo abre la puerta del copiloto y entra raudo.
— ¡Sube rápido! — grita Y.
— ¿¡Qué ocurre contigo!? — Pregunto extrañada y, admito, algo preocupada —. ¿¡Te están siguiendo!?
—Algo así — responde sin prestarme mucha atención. En vez de eso, mira de lado a lado en busca de algo.
— ¡¿Se puede saber qué te ocurre?!
— ¡Solo entra G, te lo digo en el carro! ¡Rápido, rápido, rápido! — me apresura palmeando con fuerza el asiento del piloto.
— ¡Ok ya! — grito exasperada entrando a mi jeep.
Introduzco la llave y enciendo el motor.
Ni bien doblamos la esquina le pregunto a qué venía ese comportamiento.
—Nada — es su escueta respuesta.
Levanto una ceja, él lo nota.
—Ok, ok. Mi contacto estaba en camino y no quería que lo vieras aún — confiesa, se pasa la mano por la cara como si estuviera cansado.
— ¿Por qué? — pregunto.
—Porque de eso es lo que te quería hablar, pero quiero que lo digieras despacio. Como a una papilla.
— ¿Y qué es eso que tengo que "digerir despacio"? — pregunto sin dejar de mirar la carretera.
—Eh...para eso necesito que vayamos a mi casa — responde.
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Weirdos
Novela JuvenilG es una chica excepcionalmente simple. Le gusta las cosas dulces, ver tv, no salir de su habitación y perder el tiempo leyendo mangas. Lo cual ha estado haciendo durante casi toda su vida de secundaria...hasta que la venda cae de sus ojos y ve que...