Día 2: El plan maestro

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«G»  

Al terminar las clases me encontraba emocionada y algo pensativa. Emocionada por ver qué se traía en las manos el terrible de Yoyo y pensativa porque en la clase de literatura tuve unas alucinaciones incómodas.

Es decir, no era posible que eso hubiera ocurrido ¿o sí? No, no, no. Son imaginación tuyas. Deja de leer tanto shojo, Gigi.

Era raro que, desde que conocí al pesado de Yoyo hace tan solo un día, me estuviera refiriendo a mí misma como Gigi, como me solían decir cuando era niña. Extrañaba que me dijeran así y realmente me gusta cuando le oía decir a Y mi apodo.

Después de caminar un buen rato buscando la taquilla ochenta y nueve, como decía en el texto, al fin la encontré. Era normal como todas las otras pero había algo que la diferenciaba...enormemente. Con un Sharpie negro, en letra script y en mayúculas, la taquilla estaba marcada como: 

«PROPIEDAD DE YOYO JOHNSON, EL QUE LO TOCA SIN BOLAS SE QUEDA Y NO ME IMPORTA QUE SEAS MUJER. GRACIAS»

Me quedo observando la ¿amenaza? que está escrita en la puerta de metal. Apenas había llegado y ya causaba que todo el equipo del Lacrosse lucieran como avatares, porque tal y como me dijo ayer él, la pintura se había quedado y pude ver a algunos de ellos azules de pies a cabeza; había dejado en su lugar a la profesora Hall; le había plantado cara a la carnicera y ahora marcaba la propiedad del colegio amenazando a todo aquel se atreva a tocar su casillero en tan solo un día. Era increíble.

¿Y yo? ¿Qué había hecho estos últimos años? Nada. Solo leer manga, alejarme de la gente y dejarme pisar por Tara.

Como si me hubieran quitado una venda de mis ojos, me di cuenta, por primera vez, de lo patética que era por aislarme de tal manera solo para leer unos dibujos en 2D.

Me iba bien en los estudios, no lo niego; pero cuando sea mayor y recuerde mi secundaria ¿sólo podré recordar mi vida entre mangas, comiendo sola en el comedor o siendo el blanco de la niña pija del colegio? No quería que eso pasara. Tenía que cambiarlo de alguna mannera.

Por alguna razón la cara de Yoyo vino a mi mente, en especial la cara que puso después de cálculo cuando me comentó que quería darle un giro de 180° a la escuela. Algo me decía que su "plan" me ayudaría a cambiar también a mí. Después de todo, yo también era parte de la escuela.

— ¿Esperándome? — dice una voz conocida a mis espaldas.

Me volteo y veo a Yoyo en un pobre intento de pose chula apoyando una mano contra la taquilla, la otra sobre su cintura y con las piernas cruzadas formando el número cuatro con ellas,

—Qué va, si me detuve aquí solo porque se me quitaron las ganas de ir al baño —respondo disimulando una sonrisa.

—Y dio la coincidencia de que mi taquilla estaba cerca — dice Yoyo con ironía.

—Exacto — respondo sonriente con cara de ángel.

—Ajá — dice —. Ok, cambiando de tema — comenta dejando atrás su pose 'sexy' y aplaudiendo una vez —. ¿Lista para ver la mejor película para adolescentes de todos los tiempos? — pregunta con una emoción palpable.

— ¿Lista? — respondo algo abrumada por la emoción de Yoyo.

— ¡Vamos! — me dice y yo le sigo.

Caminamos un rato por la escuela que se encuentra vacía, debido a que la salida fue hace diez minutos y ya solo quedan algunos clubes entrenando en las afueras del edificio.

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