For Money... [JimSu] [YoonMin] (EN EDICIÓN)

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Jimin

La tarde que YoonGi partió sentí que una parte importante de mí se fue con él. Luego de despedirme de Hoon y los amigos de YoonGi abandoné el aeropuerto con la tristeza calando profundo en mi pecho. No quería volver a casa. No quería llegar y encontrar un apartamento vacío. No quería regresar a mi antigua vida. A mi soledad. En lugar de conducir hacia el penthouse me desvié y manejé hacia las afueras de la ciudad. Conduje por horas a toda velocidad sin rumbo con la música a todo volumen. En ese momento las canciones tristes eran mis mejores aliadas y las coreaba a todo pulmón porque la música es mi mejor amiga y cantar me ayuda a desahogarme. Me detuve en algún punto de la carretera desierta cuando ya no supe en donde estaba. Eran más de las diez de la noche, tiempo de volver a casa. Di vuelta en el retorno más cercano y regresé por donde vine. Llegué a casa en la madrugada, casi a las dos. Cuando abrí la puerta me recibió el silencio abrumador.

-Y sólo es la primera noche.- me dije- Tranquilo, Jimin. Estarás bien.

Cerré la puerta bajo llave y sin encender las luces me dirigí a la cocina por algo que beber, la sed acababa con mi garganta. Abrí una de las puertas del refrigerador y saqué una jarra de agua fría de la cual bebí precitado como si mi vida dependiera de ello.

Qué asco Jimin, sírvete en un jodido vaso y no tomes de la jarra, YoonGi habría dicho.

Y sonreí de solo pensar en su cara de fastidio al decirme por milésima vez que no hiciera aquello porque "es antihigiénico y tú como doctor deberías saberlo" y yo simplemente rodaría los ojos, guardaría la jarra en la nevera, lo tomaría de la cadera para atraerlo hacia mí y robarle un beso, porque el que le diera besos inesperados lo hacía sonreir y para mí no hay nada mejor que la sonrisa de mi pelinegro de piel pálida.

Estúpido YoonGi, te fuiste hace algunas horas y ya te extraño como no te imaginas.

Metí la jarra nuevamente en el refrigerador, cerré la puerta y fui a mi habitación. Con el cansancio haciéndo mella en mi cuerpo me saqué la ropa hasta quedar desnudo y entré al baño para darme una ducha de agua tibia. El agua acariciando mi cuerpo me hizo sentir revitalizado. Luego de enjabonarme y posteriormente enjuagarme, me envolví en una toalla y regresé a la habitación donde me puse un pijama a cuadros celestes y me metí bajo las sábanas, cerré los ojos e intenté dormir.

Lo intenté. En serio. Pero la cama en la cual había dormido por más de cuatro años, la que siempre me había hecho sentir como si estuviese en una nube, ya que el colchón es semi ortopédico, ahora me parecía de lo más incómoda. Las sábanas me causaban picazón. El colchón era como una piedra. La almohada me parecía hecha de cemento. Una situación terrible. La cama también se me hacía ridículamente grande y me pregunté como hice para dormir en ella antes de compartirla con YoonGi y no sentirme tan solo y miserable durante todo ese tiempo.

YoonGi.

Mí YoonGi.

Por inercia me dí vuelta para estar de frente a su lado de la cama. Cerré los ojos e imaginé que estaba ahí, conmigo, durmiendo profundamente, acurrucado en mi pecho y envuelto en mis brazos.

-No te hagas esto, Park.

Y sin más me abrazé a la almohada de YoonGi imaginándo que se trataba de él, hundiéndo mi naríz en el suave y mullido objeto, aspirándo el aroma de YoonGi que aún seguía impregnado en la tela de la funda. Fue entonces cuando logré conciliar el sueño.

La mañana siguiente desperté aún abrazado a la almohada del pelinegro. Suspiré antes de levantarme y quedar sentado al borde de la cama. Era domingo, probablemete casi mediodía. Miré el reloj digital sobre la mesita de noche junto a mi cama y, efectivamente, faltaban unos quince minutos para las doce. Me paré de la cama sin ganas de nada y salí de la habitación con destino a la cocina dispuesto a prepararme un café. Mientras avanzaba por el pasillo me detuve frente a la puerta del cuarto de Hoon la cual estaba entreabierta. Entrar o no entrar, me debatí.