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YoonGi

Hay dos vasos de cristal vacíos sobre la mesa redonda hecha de madera. Me encuentro sentado en una de las cuatro sillas del comedor que tienen NamJoon y SeokJin en su amplia terraza, llena de maseteros con todo tipo de plantas preciosas. Estoy esperando a que Jin vuelva de la cocina con un refrigerio que dijo prepararía para ambos.

NamJoon se fue al trabajo hace algunas horas. Hoon se quedó dormido en su nueva cama a penas llegamos. Ya son pasadas las diez de la mañana. Es obvio que hoy no irá a la escuela.

Jin es artista, por lo tanto suele trabajar en casa. De las tres habitaciones que hay en el apartamento, una es solo para Jin. Allí, en su estudio, es dónde sus maravillosas ideas cobran vida. Cabe destacar que en casi todas las paredes de su hogar, hay colgado un cuadro suyo.

El que mi buen amigo se quede en casa me tranquiliza, porque necesito hablar -desahogarme- con alguien y SeokJin es muy bueno escuchando y dando consejos. Y necesito uno urgente.

Tengo los codos sobre la mesa, apoyándo la mandíbula en mis manos. Mi vista viaja de las flores color magenta que hay en uno de los maseteros hacia más allá, fuera de la terraza. Me concentro en los distintos matíces de azul que colorean el cielo.

Perdido en aquella imagen tranquila, comienzo a divagar en mi mente. Pienso en tantas cosas. ¿Cómo será París? ¿Será una ciudad tan mágica como todos dicen? ¿Tan preciosa como lo muestran las fotografías? ¿Tan misteriosa como he leído en algunos libros? Y, ¿cómo serán las personas con las que viviré en el que será mi hogar?

Como soy un estudiante de intercambio, viviré con una familia adoptiva, por así decirlo, durante los seis meses que estaré allá. Sé que se trata de una mujer de mediana edad con sus dos hijos. Un chico y una chica. Espero que sean amables conmigo. También me pregunto, ¿cómo será la universidad a la cual asistiré? He visto algunas fotografías, pero no dicen mucho.

Jajá. Hace unos dias, luego de hacer el amor, Park me dijo que tuviera cuidado con los franceses porque sólo buscan seducir a forasteros guapos como yo y que... Oh.

¡Maldito Park!

-YoonGi...- un murmullo suave pronuncia mi nombre.

Parpadeo unas cuantas veces, saliéndo de mi burbuja. Me topo a SeokJin parado en la puerta corrediza de cristál que da hacia la terraza. Trae un pantalón de yoga color gris y una camiseta rosa. Descalzo. Mi amigo está preocupado. Lo noto.

-¿Qué ocurre?- le pregunto curioso.

-Es Jimin...- informa en voz baja, mirándome fijo.

-¿Qué tiene Jimin?

-Está aquí, YoonGi.- Jin se rasca la nuca nervioso.

-¿Qué?- me levanto sobreexaltado de mi asiento y camino hacia Jin.- ¿Cómo que está aquí?- bajo la voz.

-Acaba de llegar, lo dejé en la sala. -ahora estamos frente a frente- No sé como supo que estabas aquí. ¡Lo juro!- mi amigo suena angustiado.- Quiere hablar contigo.

¡Yo no tengo nada que hablar contigo, Park!

-¿Le pido que se vaya o qué hacemos?

-No. Está bien.- suspiro- Hablaré con él. Le pediré de forma amable que se retire.

-Bueno...- dice SeokJin, no muy convencido.

* * *

Dejé a SeokJin preocupado en la terraza y entré a la sala, donde se supone estaba Jimin. Mas no lo encontré.

-¿Jimin?- le llamé. Nadie respondió.

Comencé a buscarlo por el apartamento. Fui a la cocina, al baño, incluso al estudio de Jin. Saliéndo de aquella habitación, pensé en el único cuarto al que no había ido.

El cuarto de Hoon.

Dí unos cuantos pasos y enseguida estaba ahí. Me topé con la puerta entreabierta. Escuché voces provenientes del lugar. Empujé un poco la puerta y me asomé sigiloso, encontrándome con una imagen que hizo doler mi pecho.

Ahí, sentado en el borde de la cama de Hoon, estaba Park. Vestía un manga larga cuello de V color marrón, sus jeans viejos que tanto adoraba usar y sus botas marrones favoritas. Hoon estaba de rodillas sobre el colchón, abrazándo a Park por el cuello, en tanto él rodeaba su espalda.

-¿Porqué ya no viviremos contigo, Jimin?- escuché a Hoon decir con tristeza. Le ví separarse un poco de Jimin para verle de frente.

-Tu hermano así lo quiere, Hoon.- le respondió Jimin con pesar.

-¿Suga y tú ya no se quieren?- mi hermanito comenzó a lagrimear y en seguida, Park le limpió sus lagrimitas con los pulgares. Jimin respiró hondo. Sus ojos se cristalizaron. Estaba sufriéndo.

-No pienses en ello. ¿De acuerdo, amiguito?- Park volvió a estrujar a Hoon contra su cuerpo. Y, al ladear su cabeza para que Hoon se acurrucara en su hombro, su vista de fijó en la puerta, justo sobre mí.

Sus ojos brillaron al verme. Sus labios se entreabrieron un tanto. Mi respiración se contuvo por un instante y cuando vi a Park soltarse de Hoon y hacer ademán de levantarse, huí.

-¡YoonGi!- escuché a Park gritar a lo lejos. Pero ya me encontraba atravezando la puerta del apartamento para perderme entre las calles del viejo y tranquilo barrio donde crecí.

* * *

La mañana pasó de ser soleada a estar fría y nublada. La brisa soplaba fuerte, el cielo se oscurecía, presagio de posible lluvia. No sé por cuánto tiempo caminé sin rumbo fijo, creo que treinta o cuarenta minutos, hasta que llegué al antiguo parque al que mi papá solía traerme cuando era niño luego de pasar por mí a la escuela, que quedaba a unas cuadras.

Recorrí el parque durante un rato, tratándo de despejar mi mente. Al sentirme cansado, tomé asiento en una banca bajo un árbol enorme. Quise saber qué hora era, pero dejé el móvil en casa de Jin. Tampoco traía puesto mi reloj de muñeca.

Suspiré.

Decidí que pasaría allí el resto del día si era necesario hasta estar seguro de que había transcurrido el tiempo suficiente para que Jimin, cansado de esperar por mí, se hubiese ido.

Las primeras gotas de lluvia hicieron prensencia, cayendo una a una sobre mí. Primero, unas pocas. Luego, más y más. Pronto estuve empapado por completo, mas no me importó.

Recosté mi espalda al respaldar de madera, cerré mis ojos, sintiéndo las gotas resbalarse por mi rostro y, cuando estaba a punto de perderme en mis oscuros pensamientos, sentí una mano posarse sobre la mía. La lluvia ya no caía sobre mi piel. El aliénto cálido de alguien más chocaba contra mis labios. Abrí los ojos, asustado, y me encontré con su mirada.

Su preciosa mirada.

Park estaba sentado a mi lado. Mas no empapado, como yo. Sostenía un paraguas que nos protegía a ambos de la lluvia. Podía escuchar el sonido de las gotas golpeándo contra la tela impermeable del paraguas. Soltó mi mano y llevó la suya, que ahora estaba libre, a mi mejilla. Con su pulgar acarició mi labio inferior y juntó nuestras frentes.

-¿En qué mierda estabas pensando cuando decidiste quedarte aquí sentando mojándote con la lluvia?- preguntó serio- Mañana te vas de viaje. ¿Qué harás si pescas un resfriado? ¿Cómo vas a consentrarte en tus clases que inician este lunes si te sientes mal todo el tiempo?

-No tenías que haberme seguido.- ladeo el rostro, separándome de él. Y alejo su mano de mí.

-Necesito hablar contigo, YoonGi.- me miró suplicante.- Por favor, tienes que escucharme.

-Te dí una oportunidad anoche, Park. Y la perdiste.

-Ayer estaba muy asustado, ¿me comprendes?

-No quiero escucharte.- me cruzé de brazos.

Park guardó silencio por unos segundos, como si se debatiera internamente y de forma inesperada, tomó mi barbilla para obligarme a darle la cara.

-No permitiré que salgas de mi vida de una forma tan estúpida.- dijo firme, mirándome a los ojos con determinación- Te amo más que a nada, YoonGi.

Y, me besó.

A nuestro alrededor, llovía con más fuerza.

For Money... [JimSu] [YoonMin] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora