Capítulo Sexto

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  Casa de Cristina

Cristina salía de la cocina de dar instrucciones para que colocaran un plato adicional cuando Alonso la interceptó. Ella volteó los ojos y dió un resoplido. 

- Que es lo que quieres? 

- Deja de ser tan desagradable querida.

- Deja de venir aquí, obligándome a tener contacto contigo, estamos divorciados.

- Tenemos una hija...

- y tu puedes verla cuando quieras, pero yo no estoy obligada a tener que tolerar tu presencia. - Cristina se encaminó hacia el comedor y Alonso la tomó con fuerza del brazo, la pegó a su cuerpo y la miró con furia.

- Cristina estas poniendo a prueba mi paciencia. - Cristina elevó la barbilla y lo miró con desprecio.

- Tu no acabas de comprender que esto se acabó..! Se acabó apenas comenzó... No se por qué duré tanto tiempo soportándote. Tus celos, tus engaños, tu traición... Jamas la olvidaré.

- Siempre la zorra de tu hermana entre nosotros. - Cristina lo miró con ojos centelleantes de furia y a pesar de sus problemas con su hermana, se sintió impulsada a defenderla.

- No la llames así..

- Es lo que es... Siempre provocándome, a pesar de que te amaba a ti.

- Ya basta! No quiero hablar de eso.

- Tendrás que escucharme... Te amo Cristina... Te he amado toda la vida, quiero que Regresemos y lo voy a lograr. - Cristina se intentó soltar y lo miró como si se hubiese vuelto loco.

- Jamas..! Te lo he dicho mil veces, prefiero estar muerta que volver a ser tu mujer. - Cristina se retorció en sus brazos, pero el la agarró con mas fuerza y la obligó a someterse a un beso violento que terminó dejándole el labio roto y sagrando., el la miró con deseo pero Cristina le dijo entre dientes. - Si no me sueltas ahora mismo, voy a gritar y Acacia va a saber la clase de padre que tiene.

Alonso pareció entender que iba en serio con la amenaza y la soltó con brusquedad.

- No me quedaré a cenar... - Salió como una exhalación y Cristina soltó el aire que contenía y sus ojos se llenaron de lágrimas, levantó la barbilla y se dijo que nunca mas permitiría que un hombre socavara su autoestima, Alonso esta decidió a perseguirla, pues ella estaba decidida a mantenerlo lejos, por su bien y el de su hija.



Cafetería del Hospital

- Estas confundiendote... - Victoria se separó de el, y rápidamente se levantó de su silla - No me interesa un escarceo contigo...

Heriberto la miró inquisitivo, sonrió de medio lado al verla llevarse la mano temblorosa al cabello, ladeó la cabeza y asintió suavemente y tomó su taza de café.

- Me queda claro! - Victoria frunció el ceño, no esperaba que se rindiera tan pronto. Había visto en su mirada un deseo arrebatador, y tuvo temor de sus emociones. Ese hombre estaba haciéndole sentir demasiadas cosas y apenas lo conocía, Cristina no le era indiferente, de eso estaba segura y no estaba dispuesta a repetir historias. Victoria carraspeo entonces y tomó su bolsa.

- Puedo ver a mi padre? - Heriberto asintió sin mucha emoción, pero sin dejar de ver sus ojos.

- Entonces... Adiós! - Victoria se iba cuando escuchó a Heriberto con su voz firme.

- Estoy entendiendo que no quieres NADA conmigo Victoria, o me equivoco? - Victoria sintió que se le secaban los labios. Después de considerarlo, asintió.

- Así es! - Heriberto entonces de levanto, dejó unos billetes sobre la mesa y se paró frente a ella. Le sonrió

- Entonces buenas noches. - Le guiñó un ojo y salio de la cafetería sin mas, Victoria no comprendió, esa noche Heriberto no salió de sus pensamientos, a medianoche sentada sobre su cama con un montón de papeles sobre ella que revisar y con la atención dirigida a los ojos verdes de ese hombre que la miraban como so quisieran despojarla de su alma. Se imaginó como sería estar en sus brazos, ser amada por un hombre así, Victoria no había tenido suerte en el amor, se había enamorado perdida e inocentemente de Alonso, con todo el amor pasional de una adolescente y el había jugado con sus sentimientos, destrozándola de la manera mas vil. Osvaldo había sido tan solo una manera de sustituir recuerdos, pero resultó que se estaba engañando a sí misma, y estaba haciendo sufrir a un hombre que decía amarla y a su hija, por eso se divorció, así que desde la perspectiva de Victoria, el amor no valía la pena. La pasión que había sentido por Alonso la había vencido, y la había convertido en una clase de monstruo, y ahora la pasión que sentía por Heriberto la atemorizaba. Era mejor que Heriberto siguiera pensando que estaba casada, sería una protección para su corazón.



Hospital

- Buenos días... Como esta?

- Buenos días señora Maldonado. El doctor Heriberto está viendo a su papá, es probable que lo lleven a su habitación. - Cristina abrió los ojos con alegría.

- Oh, de verdad?

- Así es... - Heriberto venia caminando y ella lo miró, su corazón dio un vuelco al verlo, el sonreía y ella se sintió desfallecer. Era un hombre muy atractivo. Ella le sonrió en cambio.

- Hola Heriberto, como estas?

- Muy bien! Y tu?

- Bien gracias, es cierto? Papá podrá salir de la UCI?

- Es cierto, acabo de dar la orden. - Cristina suspiró aliviada.

- Gracias muchas gracias - Cristina le besó la mejilla y el sonrió. Pero enseguida fruncio el ceño. Le observó los labios y vio que tenía una herida. Señaló con la cabeza y le interrogó.

- Que te sucedió? - Cristina se sonrojó y se tocó el labio, sacudió la cabeza restándole importancia.

- Una herida de guerra! - Heriberto se tensó

- Fue tu ex-marido?

- No tiene importancia

- Dijiste que era inofensivo...

- Bueno... Lo era! - El tomó su rostro para examinarle el labio y ella le miró hipnotizada. Le sonrió y elevó una ceja, y bromeó- Así que de cardiólogo pasaste a que...? Quien se encargaría de arreglar este desastre?

- Un cirujano plástico - Dijo el riéndose.

- Eres multifacetico doctor Ríos - ambos rieron y Victoria apareció, ninguno de los dos se percató de su presencia ni de la tensión que adquirió su cuerpo.

- Buenos dias ! - Cristina se separó rápidamente y se enrojeció, se sintió pillada in fraganti.

- Buenos días! - Heriberto se volteó lentamente y miró a Victoria. Se enfrentaron en un duelo de miradas, hasta que Cristina habló.

- Puedo entrar a ver a papá?

- Por supuesto! - Cristina sonrió y se disculpó para entrar a ver a su padre.
Victoria esperó que desapareciera y sin esperar mas dijo lo nque pensaba.

- Así que estabas probando a ver cual de las gemelas caía en tus juegos de doctor seductor. - Victoria habló con voz seca y enfurecida. Heriberto la miró y fruncio los labios.

- Eso quieres creer?

- Vas a negarlo? Ayer estabas hablándome que te sentías atraído por mi, y hoy estas aquí, manoseando a Cristina.

- Te dan celos? - Victoria se enfureció y apretó los puños

- Claro que no!

- Menos mal, me haría pensar que realmente te sientes atraída por mi y que tu matrimonio no significa nada.

- Mi matrimonio no es asunto tuyo.

- Tienes toda la razón. - Victoria respiró con dificultad, los celos la carcomían, sí, celos... Maldita sea Heriberto Ríos Bernal, sintió como sus ojos se anegaban de lágrimas. Y se dio la vuelta. Heriberto se sintió mal al verla separarse con lágrimas en sus ojos. Se maldijo internamente por hacerle daño, pero lo mejor era alejarse de Victoria. - Tu padre será llevado a su habitación esta tarde.

Victoria asintió, la noticia debió entusiasmarla, pero su mente estaba en Cristina y Heriberto. No quería pasar de nuevo por la humillación y el dolor de ver como el hombre que amaba se decidía por Cristina, y como su hermana llegaba a despreciarla.

- No me gusta que me juzguen sin conocerme Victoria - Le dijo Heriberto con voz dura.

- Conozco los hombres como tu, pero quiero que te quede claro que no pienso entrar en el juego de "Cual gemela me va mejor" - Heriberto la miraba enfurecido y ella se dio la vuelta con actitud arrogante, su teléfono sonó y ella tomó la llamada. Ella se echó el cabello hacia atrás y comenzó a hablar de negociaciones y a dar ordenes, Heriberto la observó unos minutos, siguió los contornos de su silueta y pensó que era un idiota, ella acababa de plantarle la cara con quien sabe cuánta tontería, y allí se encontraba él con una erección tan sólo por mirarla. Sacudió la cabeza y se fue a su consultorio.


- Comunícame con Hector... Que?... Maldición eres principiante? Dile a Antonieta que me llame ahora mismo. - Le colgó el teléfono y dio un grito bajo de frustración. Volteó y Heriberto ya no estaba. Se acercó al mostrador de enfermería y sacó un blíster de aspirinas, tomo dos y las tragó sin agua. Su cuello estaba tenso y su cabeza le palpitaba. Puso sureste en el mostrador y contó hasta diez para recomponerse. Su teléfono sonó de nuevo y ella lo tomó con rapidez.

- Antonieta... Hector habló?... Que dices? Llama a Hector y pídele que vaya a mi oficina. Estaré allí en - miró su reloj -Una media hora... Veré a papá y me voy para allá.

Cristina salia de la unidad de cuidados intensivos y su mirada se dirigió a su hermana, después buscó a su alrededor y Victoria entrecerró los ojos, ella lo buscaba, buscaba a Heriberto.

- Ya puedes pasar.. Esta de muy buen humor, aunque ya quiere irse a casa. - Victoria asintió. Iba a entrar a la unidad cuando escuchó preguntar a su hermana.

- Iré a buscar a las chicas al colegio, prometí llevarlas a una galería de arte, te importa?

- No.

- Bien. Entonces llevaré a Fernanda esta tarde a tu casa.

- Gracias. - Cristina asintió y salió. Victoria vio alejarse a su hermana y con ella un montón de respuestas a preguntas que Victoria no estaba segura de poder hacer.
Victoria conversó con su padre y se relajó un rato, el la notó cansada y ella le pidió que no se preocupara. El le interrogó acerca de Cristina, y ella fruncio el ceño.

- No lo se... Por que me preguntas a mi si acaba de salir.

- Quisiera saber si Alonso la esta frecuentando.

- Es el padre de su hija, no? - Juan Carlos se quedó pensativo y pasó a prestarle de la empresa, cosa que Victoria supo esquivar de manera hábil. Después de despedirse con besos y palabras de ánimo, Victoria salió.en el estacionamiento iba caminando rápido, su teléfono sonó y ella desvío la mirada a así bolso mientras caminaba rápidamente, no se percató y tropezó con alguien que salía tras una camioneta. Se vio pegada al cuerpo de masculino del que pretendía huir. El la sostuvo con fuerza y lo miró a los ojos, el teléfono seguía sonando pero para ella solo estaba los ojos verdes que la miraban intensamente. Ella quizás dio un gemido porque el gruñó y pegó su boca a la de él, la besó con furia y con pasión, ella soltó su bolsa y su teléfono y se agarró a sus hombros, sus lenguas se enzarzaron en un baile de placer, el la apretó contra él, haciéndole sentir su erección y la fuerza de su deseo, había estado en la oficina discutiendo con su yo interior, diciéndose la cantidad de razones por las que debía alejarse de ella, y el destino la lanzaba una y otra vez a sus brazos, mordió sus labios con sensualidad y siguió besándole.

- Cristina - Gritó un hombre y de pronto Victoria le fue arrebatada con brusquedad.

- Eres una zorra, - Antes que la mano del hombre se estrellara contra el rostro de la mujer, Heriberto la sostuvo con fuerza y miró con ojos coléricos al hombre.

"Tu Eres Mi Elección"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora