Capítulo Quincuagésimo Tercero

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La espera se hizo interminable, habían pasado horas desde que Heriberto había entrado de nuevo a cuidados intensivos. Fernanda estaba abrazada a su madre, estaba triste y desencajada, no solo su cumpleaños se había arruinado, sino que una de las personas mas importantes de su vida estaba debatiéndose entre la vida y la muerte. Osvaldo miró a madre e hija con intensidad, tanta que Dionisio se percató y se acercó a él con Mateo dormido sus en brazos.

- No nos conocemos mucho... Pero yo que tú, no la miraría así. - La voz de Dionisio era seca, Osvaldo lo miró entonces.

- No te entiendo.

- Me entiendes bien. Si te viera mirando de esa manera a mi mujer, estarías en el hospital con todos los huesos rotos.

- Victoria es una mujer muy especial, y Juan Carlos es como un padre para mí.

- Mi hermano no va a ser tan comprensivo con tus excusas.

- Dejame en paz. - Osvaldo se movió de lugar y Dionisio lo miró con ojos entrecerrados.

Acacia miró su reloj de nuevo, y se mordió una uña con ansiedad.

- ¿Por qué no salen a avisarnos del abuelo?

- Heriberto saldrá en cualquier  momento - Cristina suspiró y miró a su hermana. Victoria sintió a Fernanda apretarse más contra ella.

Efectivamente, Heriberto salió unos minutos después, todos se levantaron y lo rodearon. Él las miró con expresión cansada y entristecida, ellas temieron lo peor.

- Está estable - Todos soltaron un suspiro de alivio. Sin embargo el rostro de Heriberto estaba serio.

- ¿Qué sucede Heriberto? ¿Hay algo más? - Interrogó su esposa

- Juan Carlos tuvo un infarto cerebral también. - Victoria abrió los ojos desmesuradamente y Cristina apretó la mano de su hija. - Aun no hemos podido determinar hasta qué punto habrá secuelas.

- ¿Va a morir? - preguntó Acacia

- Es un luchador. Por lo pronto no podrán verlo, estará en observación de UCI. Así que es mejor que todos vayan a descansar. Yo me quedaré esta noche - dijo mirando a su esposa.

- Quiero quedarme. - Le respondió ella con obstinación

- Yo también. - la secundó Cristina

- No harán nada acá. Tienen que descansar, por favor. - Dionisio se acercó a su esposa

- Vamos querida. Heriberto nos informará de cualquier cosa.

- Quiero estar cuando despierte.

- Lo sé... Pero no podrán entrar. No si él está estable. - Cristina miró a Heriberto con impotencia.

- Ve con Dionisio y descansa. Lo mismo te digo a ti, cariño. - Ella negó y él insistió

- Fernanda está muy impresionada, si no es por ti hazlo por ella y los niños. - Victoria miró a su hija que estaba abrazada a su padre, pero su rostro estaba desencajado.

- Promete que me llamarás.

- Lo prometo. - Le acarició el cabello y miró disimuladamente a Osvaldo.

- Yo las llevaré a casa. - ofreció Osvaldo mirando a Heriberto fijamente, éste apretó los dientes con fuerza.

- No es necesario. Yo llevaré a Victoria y Fernanda. - interrumpió Dionisio, Heriberto entonces se relajó un poco. Osvaldo fue a insistir y Victoria lo interrumpió

- Gracias Osvaldo, pero creo que será mejor que Dionisio nos lleve. Gracias de todas formas. - Su exesposo asintió después de un momento y besó a su hija en la frente, la miró y le dijo

"Tu Eres Mi Elección"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora